Pues sí, hemos vuelto con fuerza a la cocina sencilla, no podemos disimularlo más. Tras publicar una decena de recetas de muy fácil factura y aptas para todo el mundo, creemos que ya hemos dejado leer entre líneas que nos hemos cansado de innovar, investigar y salir a la caza de platos retorcidos y de ingredientes exóticos. Hemos vuelto a la cocina humilde, de siempre, rindiendo un especial tributo al producto y a la temporada, exaltando los bocados sencillos que, paradójicamente, son los que nos enganchan cada vez más.

Hoy estamos de aniversario ya que tal día como hoy, el 6 de septiembre de 2006, arrancó este Mercado Calabajío, y tras quince años buceando en libros, reportajes, libretas y páginas de cocina, nos hemos centrado por fin en la cocina tradicional y sencilla, que es de donde realmente venimos. Somos conscientes de que el formato blog es hoy por hoy el que es, antiguo, pero tenemos claro que por ahora para nosotros es suficiente para poderos transmitir lo que hacemos en casa.

Pues dentro de esta vuelta a los orígenes, durante el pasado y convulso año 2020, nos enganchamos a varios canales de cocina de YouTube, uno de ellos es Franciscanos Santo Espíritu del Monte. Un canal de cocina en el que un fraile llamado Ángel nos enseña desde la hospedería de Gilet (Valencia) una cocina honesta, de temporada y muy tradicional, aprovechando que se encarga de dar de comer a la congregación. Todos los lunes nos muestra platos sencillos, asequibles y exquisitos, contando historias, como es lógico dentro de su fé, y exaltando la cocina proletaria de los pueblos y gentes que conoce. 

Sin duda este canal ha formado parte de nuestra transición hacia la simplicidad. Entre todas las recetas que este franciscano ha publicado hubo una que nos entusiasmó al verla y que pudimos confirmar que es una maravilla al probarla. Pertenece al libro Cocina Monacal de las monjas Clarisas, el cual compró mi padre en los años 90 (no recordamos por qué) y que yo ojeaba constantemente. Era además una edición en pasta dura y formato grande con unas ilustraciones maravillosas de los platos y cocinas repartidas por toda España. La receta en concreto era una sopa de tomate, súper sencilla, económica y que adolece de florituras. Además, ensalza el tomate que ya sabéis que es nuestro producto de temporada más fetiche, y claro, al verla, no podía haber otra receta que mejor representara el punto en el que hoy nos encontramos. Nada de publicar una tarta rainbow con 15 velas, ni una mesa pomposa, ni un asado especial, esta sopa de tomate de temporada es la mejor forma de celebrar estos 15 añazos con el blog. 

Pues vamos pues con esta preparación sorprendente, sobre todo cuando veáis qué ingredientes lleva. Aquí la clave está en usar tomates de verdad, con carne, sabor y bien maduros. Para 2 personas, 2 tomates hermosos de huerta, 1 cebolla grande, agua y sal. Para acompañar, pan (opcional, frito). Tiempo de preparación más o menos 1 hora.

Mirad qué sencillo, lavamos los tomates y les hacemos una cruz. Con la cebolla lo mismo, aunque ésta la pelaremos. Pondremos a cocer todo en agua ¿cantidad? hasta que ambas hortalizas floten, se puede añadir una pizca de sal. Coceremos todo tapado y durante 45 minutos o hasta que estén tiernas. Una vez hayan cocido, pasaremos las hortalizas por un pasapuré y luego batiremos la sopa un pelín, aprovecharemos sin duda toda el agua de cocción ya que lleva todo el sabor de las hortalizas. Como será aún bastante líquido, reduciremos la sopa hasta que tenga una textura ligeramente espesa, para que os hagáis una idea, a nosotros de 1,4 litros se nos quedó todo en 1 litro. En ese momento probaremos de sal y apagaremos. La sopa debe de reposar unas horas para ganar algún punto más, aquí no hay más trucos.

Para acompañar, Ángel le añade trozos de pan asentado, nosotros freímos rodajas de pan de una barra ya que pensamos que la sopa era muy liviana y el contraste con el bocado graso del picatoste le iría muy bien. Y gran acierto, el pan frito queda estupendo como acompañamiento y además, podéis probar algo único ¡vais a alucinar!, si echamos el pan tostado aún caliente sobre la sopa, el pan crepitará sobre la crema y si justo en ese momento os lo lleváis a la boca, SIN PALABRAS.

Pues espero que la disfrutéis, gracias otro año más por seguirnos y acompañarnos en esta modesta andadura, intentaremos seguir mostrando productos interesantes, bocados sencillos y esa cocina tradicional que todos podéis hacer en casa.

Carlos y Lola.