Ya os imaginaréis que en estos últimos años de andadura con el blog nos hemos preguntado mil veces qué rumbo puede tomar un blog de cocina tras tanto tiempo en activo ¿Seguir enseñando? ¿Entretener, sin más? ¿Divertirse? ¿Construir un legado aún mayor para, en nuestro caso, Jorge? Pues es posible que sea un poco de todo, pero en lo referente a los lectores que nos siguen qué duda cabe que alimentarlo de artículos que sigan enganchando es muy complicado a la vez costoso. Si partimos de la base de que nosotros siempre hemos pensado que queríamos tener un diario completo de las recetas familiares que más nos gustan, y como no, compartirlas, el blog nos lo ha dado. O cuando bromeábamos que ganaríamos algún día a la gran Simone Ortega, en número recetas nos referimos, pues nos sentimos muy orgullosos de decir que ya lo hemos cumplido. Tenemos claro que no vamos a estar por aquí siempre, ya uno no sabe si sigue gustando o por el contrario estamos cansando, pero confiamos en que sigamos ofreciendo artículos que interesen. Pues frente a ésta y otras preguntas, hace un mes ocurrió algo inesperado, por momentos mágico, que nos ayudó a entender un poco mejor el porqué de tener activo un blog tanto tiempo.


Es algo que ya os adelantamos que fue toda una sorpresa y que nos hizo plenamente felices. Cuando publicamos la receta de Pollo Montecristo, una preparación que estaba presente en muchos restaurantes de Almuñécar (Granada) y que publicamos de chiripa ya que no teníamos apenas información, una lectora de nuestro blog llamada Mila, a la que no teníamos la suerte aún de conocer, se puso en contacto con nosotros para proporcionarnos más información acerca de la receta.  Además de que la receta que publicamos no se correspondía con la original, nos dio detalles sobre el origen de la misma. Nos contó que la instauró en la zona un matrimonio formado por Margot y Franz los cuáles tuvieron un restaurante bajo ese mismo nombre a finales de los 60 debajo del paseo marítimo, en Almuñécar, un restaurante que desconocíamos por completo. Al parecer este local ofrecía una cocina foránea muy cuidada y diferente a lo que por aquel entonces se servía en la zona y mostramos un gran interés por conocer más cosas sobre él.


Tras intercambiarnos algunos correos más, toda esta historia nos empezó a cautivar. Era una historia similar a la de aquella desaparecida Gastroteca del 'Duque de Gastronia' Arturo y su mujer Stephanie aquí en Madrid, aunque a otro nivel, y el Pollo Montecristo sería como aquella Raya a la Mantequilla negra que tanto éxito le dio a este matrimonio. Pues bien, al final se fueron despejando todas las dudas y Mila nos comentó además que Margot Albiez publicó un pequeño libro, hará unos 10 años, que muy probablemente sería muy complicado de encontrar hoy por hoy. Sólo se vendió en una conocida librería de Almuñécar y para allá que mandé a mi amigo Gabriel, el cuál me comentó lo esperado, ya no lo tenían a la venta porque lo liquidaron hará un par de años. Se lo comenté a Mila y me dijo que que no tiráramos la toalla, que ella conocía profesionalmente a su hijo Jochen y que hablaría con él para ver si tenía alguna copia del mismo.


Muy amablemente se puso en contacto con Jochen y éste nos hizo llegar una copia del libro, dedicado y todo, algo que consideramos más que un regalo. No se trataba solo de un legado familiar sino que este libro forma parte de la historia gastronómica de uno de los lugares más especiales para nosotros como es Almuñécar. No tenemos más que palabras de agradecimiento por ello y, sin duda, lo guardaremos como oro en paño. Cómo es posible que un restaurante así pasara desapercibido para mí y para mi familia la cuál lleva veraneando en Almuñécar desde 1962. Inconcebible y a la vez maravilloso.


Es por cosas así cuando cobra todo el sentido del mundo tener una página de cocina, todo el trabajo realizado merece ya la pena. Muchos nos han dicho que tener una bitácora de cocina dice mucho de nuestra generosidad, pero es la generosidad de la gente anónima la que es increíble. Mil gracias de verdad por hacernos tan felices con regalos como éste y gracias por demostrarnos que esta actividad de relatar y fotografiar nuestras andanzas gastronómicas sigue mereciendo y MUCHO la pena.

Gracias de corazón Jochen...

Salud y feliz semana.