Este pasado 15 de noviembre mi hermano y mi cuñada se acercaron a la 30 edición de la Feria Biocultura en el pabellón 9 del IFEMA en su edición en Madrid. Para los que no conozcáis este salón, se trata quizás de la feria itinerante de productos ecológicos más importante de nuestro país que además este año ha reunido a 700 expositores (empezó en 1984 con 40) y con la visita de 80.000 personas entre profesionales y particulares. Os podréis imaginar la envergadura del asunto, productos naturales y manufacturados, muebles, nuevos textiles, juguetes, artesanías, música; libros, revistas, comida y un largo etcétera. También un amplio abanico de terapias y medicinas complementarias, charlas e información sobre asuntos que tienen que ver con el ahorro de recursos y el reciclaje y por supuesto mucha ecología y mucho medio ambiente.


Si no conocéis la historia de esta feria podéis verla aquí. La visita de este año fue bastante agradable como en otras ediciones pasadas, y con cierto asombro tenemos que reconocer que este certamen cada vez va a mejor. Se echan de menos cosas, por supuesto, pero la más importante es una mejor señalización a la hora de llegar al pabellón porque las indicaciones son un tanto nefastas, todo hay que decirlo. Pero una vez dentro la cosa cambia, uno se pierde en cientos de expositores muchos de ellos muy interesantes, con una amplia variedad de stands y un gran ambiente reinante. Fijaros que era la hora de la siesta del sábado y estaba bastante lleno, de paso os advertimos que ésta es la mejor hora para ir a estos sitios, luego se llena muchísimo.


Nada más entrar (6€ la entrada) vimos una gaceta muy reivindicativa sobre la situación de la ecología en nuestro país y de forma retrospectiva. Es cierto que durante mucho tiempo se ha dado de lado a este tipo de iniciativas que gusten o no, son tendencia y cultura en todo el mundo desde hace décadas, y no viene mal conocer cada año qué se cuece dentro de esta filosofía de vida que apuesta por un mundo más responsable y diferente. A veces no nos acordamos de las cosas, a principios de este siglo XXI se apostó fuerte por algo que llamaban turismo rural y bueno, no nos negaréis que fue una práctica que trascendió como pocas. Menudo pelotazo. Insistimos, no podemos mirar hacia otro lado.


Os vamos a resumir la cita en el pabellón. Ya os podréis imaginar que los stand estaban llenos de productos con los sellos de BIO, ECO y Orgánico, y algunas secciones estaban llenas de cosas realmente curiosas. Empezamos a a hablar de las semillas, el germen de todo. La mayor parte se pueden encontrar en muchos viveros y supermercados, pero ciertamente alguna cosa era digna de destacar. En este stand además hablaban de lo que llaman cultivo vibracional, técnicas de cultivo naturales y ancestrales que consisten en la puesta en práctica del concepto de cultivo-jardín, una disposición natural de los cultivos y las plantas ornamentales las cuáles establecen sinergias interesantes.


No olvidemos el mundo del pan. Charlas sobre masas madre, pan etc. Fijaros la gente que había a las 4 de la tarde, abarrotado. Sin duda el pan sigue interesando mucho a la gente.


Utensilios bastante novedosos, uno de ellos las sartenes antiadherentes de moda, las de recubrimiento de cristales de titanio, las cuáles duran muchos años y por ende generan poco residuo, libres e PFOA y ahorran energía. También sartenes de hierro natural y otros electrodomésticos al uso.


El stand de los caldos Aneto ya es una cita obligada, con su serie de excelentes productos naturales y ecológicos, estos últimos sin duda los mejores de su amplia oferta (ya os lo hemos contado). Tenían por allí unas paellas gigantes de arroces y la gente ¡como loca!


En otro stand, algunas cremas de verduras envasadas muy interesantes por los ingredientes que la componían Tofu, algas, y varias especias.


Y como no podría ser de otra manera, los utensilios de madera de olivo. Hipnotizantes, sentimos debilidad por ellos, sobre todo mi hermano.


Frutas y verduras ecológicas, aunque aquí nada destacable, se echa de menos en la feria la participación de algún stand de huertos experimentales, que ya hay unos cuantos en nuestro país y que tienen una excelente calidad.


Los huertos urbanos más de moda que nunca...


Pequeños árboles a precios populares.


Uno de los stands que más miradas captaba era el de jabones naturales, ya no solo por sus fragancias sino por su gran variedad y calidad.


Interesante siempre el ver las preciosas cazuelas de barro de Pereruela, nos encantan. Desde que las descubrimos en Zamora hará unos años, no dejamos de admirarlas. Eso sí, son las típicas que te compras y jamás usas en un piso, sobre todo por lo bonitas que son sin estrenar, o por lo menos a nosotros nos lo parece.


Curioso este stand de compostadores, esto lo llevamos haciendo en mi familia desde hace décadas y es sin duda una idea buenísima. Una zona de compost natural a base de nuestros restos orgánicos que a la larga da muchas alegrías en el campo.


También muy interesante que vendieran algunas especies arbóreas dífíciles de encontrar en los comercios. Para mi hermano fue sin duda de lo más interesante de la feria.


Por último sorprenden y también esas ropas que están fabricadas exclusivamente con fibras de madera (lyocell), y que al tacto son realmente muy agradables. También zapatos con suelas de caucho (nada de uso de derivados del petróleo), jarabes hechos con resinas o talleres en vivo de muy diversa índole, entre otros, uno de cocina orgánica para niños,

Poco más destacable. A nuestro juicio sólo se echa aún en falta es apostar más por la artesanía (incluso mundial) con un apoyo más fuerte al producto de proximidad (no el genérico ecológico). Y bueno, que no os llevéis la tarjeta porque luego pasa lo que pasa. En cuanto a las compras ¿qué os parece este rodillo boj? nos dijeron que ya no iban a fabricar más, y como nos lo creímos aquí lo tenéis.


El tan de moda ajo negro. Para los que no lo conozcáis no es una variedad, es una maduración controlada del mismo. Al final queda textura de gominola, matices a regaliz y sabor más dulzón. Este producto barre en Japón, de hecho son los primeros productores del mundo (Kuro Ninniku), y aunque esto así, nosotros ya empezamos a exportarlo con una gran calidad desde Las Pedroñeras.


El tirabeque que ya hemos cultivado en el pueblo (experiencia piloto).


Una excelentes nueces y castañas nacionales. Sorprendidos de su gran calidad.


Unos huevos camperos fresquísimos cordobeses de una marca totalmente desconocida por aquí, El Arado. No sabemos si se aprecia bien en la foto, pero nos los dieron con un mes de caducidad. Son de gallinas jóvenes porque son pequeñitos.


Semillas de espelta. Algo haremos.


Productos siempre interesantes de comprar..


Por último ajos morados de Chinchón, son fáciles de encontrar por aquí pero aprovechamos para comprarlos para siembra. Las lentejas en cambio prometían por ser la buena lenteja de Colmenar de Oreja pero no nos gustaron, pellejudas y algo ordinarias. Nos extraña que detrás de esta marca, de la que somos usuarios de su salsa de tomate frito, hayan envasado una hornada de tan poca calidad.


Y por último un capricho, una casita de madera para pájaros, al parecer mi sobrino estaba deseando tener una en el pueblo, así que al final uno cede como es lógico. Pero como dice mi hermano, no sabemos si será buena idea poner un 'hotel aviar' encima de los cultivos, tendremos que aguantar el chaparrón.


Salud y feliz fin de semana.