Teníamos ganas de elaborar una receta con pimientos del piquillo en conserva que no sea la clásica 'pimientos rellenos de', pero que fuera una preparación que realzara la presencia y textura del buen piquillo, como ocurre cuando los confitamos que es quizás la preparación estrella donde se consigue su máxima expresión. Cuando uno adquiere pimientos del piquillo de excelente calidad, escuece bastante triturarlos o convertirlos en un picadillo para un sofrito, pero siempre os hemos dicho que aunque el pimiento se disipe en la receta deberíamos de utilizar piquillos en conserva de buena calidad, las diferencias son abismales y el resultado se optimiza muchísimo.


Creemos que hemos dado con una receta en la que otorgamos el protagonismo merecido a semejante delicatessen, y es acompañándolos de la clásica salsa pepitoria, bueno, la salsa pepitoria que se hace en casa de mi familia, ya os lo contamos en la entrada de gallina o pollo en pepitoria. Para su elaboración nosotros le hemos añadido en vez de tacos de jamón un caldo de jamón hecho en casa, este caldo de jamón es tan sencillo como cocer unas buenas puntas de jamón ibérico a ser posible de bellota, muy frescas y a ser posible sin tuétanos (se sacan fácilmente) y pieles, ya que estas partes aportan un sabor rancio al caldo. Por lo demás no tiene ningún misterio, pan, almendras, huevo, ajo, vino, cebolla y especias varias.

Los pimientos del piquillo que utilizamos en esta receta son de la marca Arancha y los adquirimos en la excepcional tienda gourmet online Paladar Selecto, no contienen ninguna denominación de origen pero os tenemos que decir que son extraordinarios, aunque ahora mismo los vais a ver en acción.


Vamos con los ingredientes, 250gr de pimientos del piquillo de buena calidad, 250ml de caldo de jamón, 1 huevo, 1 diente de ajo, un poco de pan, 7-8 almendras, 1 cdta. de harina, 1 cebolleta pequeña, 4 cdas. soperas de vino blanco, ralladura de nuez moscada, unas hebras de azafrán y aceite de oliva virgen extra. Opcional perejil picado para decorar.


Lo primero que haremos será freír en un poco de aceite el pan (podéis freír toda la rebanada o sólo lo que emplearemos que es una tercera parte de lo que veis), las almendras peladasy el ajo con su piel a fuego lento.


También podemos ir cociendo el huevo, que como siempre os decimos, es mejor cocer más para aprovechar la energía empleada. ¿Cómo? ¿Aún no sabéis cómo cocer correctamente un huevo duro? (en el link tenéis la respuesta).


Mientras preparamos los anteriores ingredientes, vamos a marcar en los pimientos del piquillo con un poco de aceite de oliva, más o menos nos caben todos en una sarten de 24cm.


Los colocamos en una fuente plana bien separados, o en dos cazuelas planas de barro, como gustéis.


En la misma sartén donde hemos marcado los pimientos, vamos a pochar la cebolleta rallada. La rallamos para que apenas se note. Si hace falta añadir algo más de aceite, adelante. Echar un poco de sal.


Mientras rehoga, escurrimos en papel absorbente los avíos de la majada.


Una vez los huevos han cocido, nos quedaremos con una yema reservando la clara.


Y la majaremos en un mortero con los ingredientes de la majada. Como nosotros lo hicimos con batidora, echamos ya el caldo de jamón para batir mejor. Reservamos.


Cuando la cebolla esté pochada, echamos un pelín de harina rehogaremos y añadiremos el vino.


Cuando reduzca casi del todo, importante, echaremos la majada y las especias, es decir, una raspada a la nuez moscada y unas hebras de azafrán.


Cuando hierva la salsa, probaremos de sal, echaremos sobre los pimientos y llevaremos a hervir todo junto a fuego lento.


Picamos la clara de huevo cocida en brunoise...


Y a los 5 minutos de cocción echaremos la clara picada junto con un poco de perejil (opcional). Intentar hacer un picado mas bonito que el nuestro :).


Dejamos cocer 1 minuto más y apagamos, no os paséis de cocción que espesan.


Salud y feliz fin de semana.