Crónica de nuestra escapada del puente de mayo
Por otro lado la protagonista indiscutible de estos días fue sin lugar a dudas nuestra sobrina Adriana, madre mía, que vendaval de energía, lo que disfruta ella del mar, la arena y de los juegos de playa, es verla y llenarte de alegría. Sin duda su presencia por allí ha sido la piedra angular de nuestras vacaciones.
Pero vamos mejor por partes, aunque muchos nos seguisteis por las redes sociales y visteis algunas de las cosas que hicimos, no entramos mucho en detalle y decidimos hacer un post. El viaje empezó mejor de lo que pensábamos, nos hizo mucha ilusión encontrar el sitio de la autovía Madrid-Valencia que tanto nos gustó hace unos años cuando paramos por casualidad. Le perdimos la pista pero después de varios intentos en sucesivos viajes, al final pudimos toparnos de nuevo con este oasis de buen comer dentro de la oferta existente de bares de carretera. Se trata del Hotel Marino, en el término municipal de Honrubia, en la salida 168 de la A3 (ambos sentidos), un local con un restaurante amplio y acogedor y una barra con zona de barbacoa.
Pedimos solamente unos bocadillos y un zarajo, simplezas para muchos pero que hoy por hoy no es tan fácil que se hagan bien. Los bocadillos eran de calamares fritos y de panceta a la brasa, para nuestra sorpresa excelentes ambos, la panceta con muy buen sabor a chasca y los calamares tiernos y nada grasos (las fotos que tenemos no salen bien). Podéis además pedir varios cortes de carnes para la parrilla, platos típicos de la zona y en principio todo lo que una barbacoa puede aceptar. Destacar que mucha gente pide la ensaladilla de la casa, el aspecto ha mejorado mucho desde que la pedimos la primera vez que estuvimos. Nos quedamos con las ganas de pedirla ya que son sabores que tenemos grabados a fuego en los largos viajes, pero era mucha comida.
Al llegar a nuestro destino en La Mata, nos dimos un paseo por el paseo marítimo y también por el pueblo. No había apenas nadie, nada que ver con el verano. Nuestra sorpresa llegó cuando paseando vimos un puesto de fruta en un supermercado a pie de playa, allí tenían expuestos unos pomelos gigantes y de aspecto muy natural que nos llamaban a gritos. Tenían algunos ejemplares que llegaban al kilo y aunque hicimos un poco el tonto en llevarnos algunos grandes para la foto, los más pequeños estaban mejor, eran dulces y muy jugosos.
Tras el paseo, y sin apaño ninguno para cenar algo en casa, terminamos de recoger la maleta y nos fuimos al restaurante italiano Acquolina, para nosotros el mejor italiano de toda la zona. Allí pedimos nuestros fijos, una pizza esta vez inglesa (con bacon, cebolla y guindilla) que estaba muy buena.
Luego un excelente y jugoso pollo a la parmigiana. No dudéis en pedirlo si os gusta este famoso preparado.
Y por último una rica lasaña de gambas y verduras. Muy sabrosa y bien gratinada. Todo siempre correcto.
Os podréis imaginar que nuestra rutina los siguientes días era la misma, playa por la mañana con amplios paseos por el parque natural de Guardamar, toda una joya de la Costa Blanca.
Y por la tarde descanso, lectura, compras y esas cosas. En cuanto a las comidas fuera de casa la verdad es que muy poco destacable, no tenemos suerte con los sitios nuevos, y con algunos clásicos tampoco. Sólo un par de sitios se salvan de la quema, estamos esperando que alguien nos diga restaurantes donde ir por este litoral porque las opciones se nos acaban y desespera.
Un espejismo en medio de este desierto es La Saranda y para nuestra sorpresa estaba cerrada ¿alguien saber por qué? Y por supuesto El Jardín, restaurante dentro del Hotel Meridional, ambos en la localidad de Guardamar del Segura. Nos decidimos ir a este último a probar de nuevo sus arroces, uno de sus puntos fuertes y que ya os hemos recomendado otros años.
El primer día quisimos empezar con una ensaladilla de merluza, rica.
Luego nos decidimos por un calamar de potera en tempura de mostaza verde sobre ajoblanco de pistacho. No estaba mal, pero no nos esperábamos tanta cantidad, esto hizo que el arroz que pedimos entrara a duras penas. Recomendable para pedir entre 3-4 personas.
Por último un arroz con dorada y langostinos. Es un arroz de textura y sabor perfecto, y ya hemos pedido varios tipos de arroces de su carta, aunque con éste, a lo largo de la tarde nos dimos cuenta que quizás se pasaran un poco con el aceite de la salmorreta, porque estuvimos un poco pesados. Habría que vigilar esto, por lo demás muy bueno.
De postre un helado de turrón con chocolate caliente al perfume de romero. No sabemos cuanto de artesanal tenía este postre, pero la verdad es que nos pareció fantástico. Muy recomendable.
El segundo día que fuimos a este sitio pedimos el menú del día de 13€, IVA y bebida no incluidos. De entrantes elegimos un potaje de garbanzos y verduras. Bastante bueno, sorprendió.
Y una foccacia de bacalao y verduras asadas, más que focaccia parecía un crostini. Pese a lo original del bocado no nos entusiasmó.
Al centro una clásica ensalada mixta, detalle de la casa.
Como plato principal Lola se pidió otro primero más, unos canelones de merluza y gambas bastante aceptables.
Y yo un pescado que nunca habíamos probado, el golfar con patata panadera y verduras al aceite de romero. El golfar es un depredador local que ha sido estos años noticia por morder a algunos bañistas en las playas de la zona, con un sabor que recuerda a la dorada. Muy fresco e interesante sabor y textura. La guarnición rica.
Los postres en cambio normales, el peor de los dos el tiramisú que nos lo sirvieron medio congelado. Al probarlo cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, esto nos hizo levantar sospechas que trabajan con heladería industrial.
Y el otro postre, unas peras en almíbar sobre crema de vainilla, más agradables pero sin destacar nada especial.
El restaurante El Jardín lo estamos explotando poco a poco, por ahora nuestra opinión es buena. Podemos volver a recomendarlo sin problema.
En cambio una de nuestras pequeñas decepciones de estas vacaciones fue la visita al afamado Barlovento en Cabo Cervera (Torrevieja). Hace varios años estuvimos y recordábamos que nos gustó, aunque creo que pedimos carne. Queríamos volver para pedir pescado, uno de los buques insignia del local, y ver si el sitio realmente merece tanto la pena como mucha gente dice.
La terraza del sitio está desde luego en un lugar muy agradable y tranquilo, lo cual es sin duda un pro para ir a comer o tomar una copa.
No obstante el salón interior también es bastante acogedor, pintoresco es la palabra. El restaurante en sí es un reclamo para ir.
Tras pedir, nos ponen un pan con tomate y alioli, la verdad es que la conserva de alioli que sirven aquí está bastante buena, aunque está algo mejor el pan que ponen en el restaurante Vela Beach, que son del mismo dueño.
Pedimos de entrante unas almejas marinera, por eso de probar alguna de las salsas del sitio. Las almejas eran de buena calidad, pero la salsa marinera con un sabor extraño, no mala, Dios nos libre de decir eso, pero extraño. Una marinera muy on my way.
O tuvimos mala suerte, o no es lo que parece. El rodaballo al horno de su carta no vale lo que cuesta. Esperábamos un trozo de pescado más curioso y lleno y nos traen medio ejemplar de piscifactoria al más puro estilo menú del día. No es que estuviera malo por ser de acuicultura, pero no es lo que uno espera de este sitio. La guarnición buena.
El mero trinchado con su salsa especial, ajetes tiernos, tomates cherry pochados y angulas de Aguinaga era a simple vista un filetón de mero bastante bueno, pero mala suerte de nuevo, una pena que les quedara tan seco. No dábamos crédito a lo que estábamos probando, queremos pensar que en otras ocasiones les sale mejor, porque este pescado bien hecho es una delicia.
De postre un coulant de chocolate. Correcto.
No sé si repetiremos, tampoco el local ofrece en carta algo realmente diferente, excesiva oferta diríamos, cada vez nos gustan menos las cartas con decenas de platos, no se nota una especialización clara ni identidad. Siempre nos han gustado los locales que preparan una docena de platos pero muy bien hechos.
Y para sitios así, éste que ahora os mostramos, la sorpresa agradable de esta semana, el restaurante El Cenador, muy cerca de El Barlovento y en pleno Cabo Cervera.
Lo descubrimos por internet, leímos que servían un arroz caldoso tabarqués primo hermano del caldero que se diferencia de los de la zona porque es más liviano y con materia prima escogida con gusto, aseguraban que no utilizaban morralla de mala calidad, ni ajo y ñora a destajo. En definitiva, el clásico que arroz que uno come en casa, no repite y sienta bien. No dudamos en ir a probarlo. Al llegar nos encontramos con un pequeño local, con capacidad para unas ocho mesas, el cual está regentado por la familia Andreu, Pedro como encargado de la sala y su mujer Isabel al mando de los fogones. Os podréis suponer que el trato es de lo más familiar.
Con las cervezas que pedimos como aperitivo, nos sirvieron unas almendras tostadas, será una tontería pero este pequeño detalle no lo hacen en ningún lado por allí y no veas si se agradeció.
Antes del arroz pedimos un calamar con cebolla pochada, vino blanco y buen aceite de oliva virgen extra, extraordinario. Sin duda se alcanza el utópico sabor casero tan deseado por nosotros fuera de casa en un sencillo plato con un calamar de gran frescura y calidad. Según Pedro un plato que ya cocinaba su abuela hace años y que es un éxito en su restaurante.
Nos dijeron que si queríamos un poco pan con aceite y ajo, dijimos que sí claro, pero nos trajeron el pan mojado con el mismo. Éste estaba bueno pero se hacía pesado el pan así para rebañar las salsas. El único desliz de la comida fue éste pequeño y tonto detalle. Para nuestro gusto sería mejor servirlo aparte y no dejarlo así por defecto.
A continuación llegó el arroz caldoso del que os hablábamos. Excepcional. Vino en una olleta clásica de la zona, y esta vez lo oficiaron con lubina aunque normalmente se hace con dorada, depende del mercado. El arroz posee un sabor muy redondo, un sofrito sencillo con pimiento verde, un buen fumet y un puñado de gambas para darle al plato algo de color. Muy sencillo y muy recomendable.
En la carta tienen tres arroces más, todos por encargo, tenemos muchas ganas de probarlos.
De postre una tulipa de almendra con helado de turrón de Jijona y chocolate, muy bueno aunque antes de repetir queremos probar el resto, al parecer todos ellos caseros.
Nos perdonó un agua que no había cobrado y nos invitó a un Oporto. Independientemente de estos detalles, la carta es el principal reclamo del Cenador, muy pocos platos pero todos bien elegidos conforman originales guisos como un cogote de merluza al horno, caldereta de bogavante y pescado, tartaleta de pescado con crema de queso o una de sus especialidades, el chateubriand. Vimos además en otras mesas una excelente fritura de pescado con aceite bien limpio. Todo caerá, prometido. La verdad es que no somos muy de pelotear a los camareros o dueños de los restaurantes que vamos, pero nos dieron ganas, entre la simpatía de Pedro y su cocina sencilla y exquisita, nos ha conquistado.
Los días en la playa transcurrieron con un tiempo fabuloso, ahora desde Madrid, no podemos dejar de pensar en la tranquilidad que hemos vivido en aquellas playas con arenas limpias y agua cristalina. Nos encantaba la idea de que incluso en abril se podía percibir ese añorado ambiente a verano y desconexión que tanto nos ayuda a afrontar el segundo cuatrimestre.
También contaros otros pequeños detalles, como el gran consumo de cítricos ahora en su final de temporada, la Navel lane late, los limones y pomelos los auténticos protagonistas, tanto en los desayunos...
Como en los mercados y a precios de risa...
Y hablando de mercados, en el clásico mercadillo itinerante que va una vez a la semana a cada población, si te acercabas a los puestos de verduras apenas había diferencia con verano. Todo con buena presencia y una gran variedad, a excepción de algunas frutas todo era un calco al mes de julio. La globalización amigos que ha venido para quedarse, y lo que más sorprende es que con piezas realmente sorprendentes desde todos los puntos de vista.
Aquí una panorámica del clásico puesto de encurtidos, pero en formato XXL, la boca agua....
En cuanto a la compra comercial más original de estas mini vacaciones fueron sin duda las cortezas fritas de piel de bacalao de la marca valenciana Las Niñas de Benejúzar. Un bocado diferente y muy agradable al paladar. Sabor suave a pescado y un gran crujir. Las compramos en el supermercado Los Gemelos en Guardamar y merece la pena probarlas.
Hicimos algunas comidas en casa, como el cocido que ya es un fijo, o unos huevos rellenos que nos supieron a gloria y un improvisado gazpacho preparado con unos tomates maduros bastante aceptables. Lo ponemos porque después de algunas comidas desastrosas por ahí, con qué cosas tan simples uno disfruta.
Y por último el gran descubrimiento dulce de estos días, la pastelería boulangerie Mr. Cover Lab. Nos la encontramos de casualidad yendo a la playa un día, y al entrar, ¡volià!, un obrador de tomo y lomo moderno regentado por un tal Francisco Corrochano, que con su toque blanche, y como si de un embajador de la escuela de Paco Torreblanca se tratara, presenta un producto único por la zona, con una linea de repostería y bollería más típica de encontrar en una capital que en un pueblo de costa.
Nosotros solo probamos una de sus tartas, la tarta Royal, mousse de chocolate al 52% con un crujiente de avellanas en su interior. Espectacular. No obstante la variedad es interesante y se puede probar en pequeñas porciones a un precio muy asequible.
Las tartas son bajo encargo. También vende pan y algo de bollería (cruasán, cronuts, etc). De verdad que es un sitio único en la zona y muy explotable, desde aquí os vamos a recomendar probar.
Por último mencionar el gran paraje que tenemos muy cerca del apartamento y que nunca nos habíamos decidido a visitar. Fue en Madrid cuando le dije a Lola de ir a verlo de una vez por todas con mi cuñada para que así ella hiciera fotos. Tras buscar en coche un paraje concreto que vimos en unas fotos en las inmediaciones de las salinas de Torrevieja, no en la Laguna de la Mata, acabamos en esta última a la desesperada pero viendo este atardecer. Qué gran premio nos esperaba, el atardecer era sencillamente espectacular. Además fue tarde llena de risas con nuestra sobrina.
Y por último, no queríamos despedirnos sin mencionar el arroz que nos comimos entre varias familias el día de nuestra vuelta. Nos juntamos en el restaurante Martin, sitio del que ya os comentamos que ponen el mejor pollo asado que nos hayamos comido jamás fuera de casa, y ya son años sin bajar la calidad. Es más, ahora es aún mejor con las nuevas patatas fritas que ponen, french fries caseras buenísimas, un punto mejor que las que ponían hace años (sentimos no tener foto). Volviendo al tema del arroz que sirven aquí, son muy clásicos pero la verdad es que son agradables de sabor, no tienen tanta grasa y poseen un buen punto de cocción. Nosotros personalmente, preferimos el a banda que este mixto, pero habiendo niños se elige este último.
Salud.
8 comentarios:
**** A T E N C I O N S I D E J A S U N C O M E N T A R I O ****
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A lo mejor hasta nos hemos visto! nosotros hemos estado por Guardamar! y llegábamos paseando hasta La Mata! que pequeño es el mundo, jijiji. Y qué bien nos vienen esos fichajes pasteleros para la próxima visita :)
ResponderEliminarYo estuve comiendo en martin el día qué estuvisteis vosotros pero no quise molestaros aunque me hubiera gustado saludaros porque os sigo desde que empezasteis con el block , conocí martin gracias a vosotros y vuelvo siempre ( tengo casa en guardamar ) además vivo en leganes que creo lo conocéis bien
ResponderEliminarHola Enrique, caray, alabo sin duda tu discreción, aunque podías haberlo hecho sin problema ¡faltaría más! ¡un placer!... Nos alegra mucho que te guste el Martin. Gracias por tu comentario!.
EliminarUn bonito viaje, lo peor la vuelta a Madrid.
ResponderEliminarComo siempre es un placer viajar virtualmente con vosotros. Maravillosas esas playas y esa tranquilidad que se respira en esa época. Sin duda habéis acertado, por aquí las playas han estado a tope el fin de semana y días festivos. Y en cuanto a la comidas, mejores o peores yo creo que habéis disfrutado de ellas. La verdad es que nos hemos vuelto muy exigentes en las comidas fuera de casa, será porque cada vez cocinamos mejor dentro de ella....
ResponderEliminarBesos.
Uufffffffffffffffffffffff !!!!
ResponderEliminarCuantos recuerdos han sido muchos años por esas tierras y Barlovento un fijo,si volvéis no os perdáis el pulpo
Saludos
Carlos, te escribo varios nombres de restaurantes de esa zona. Espero que te gusten. El Culinari en la carretera que une La Mata con Torrevieja; El Vela Beach, frente a la playa de La Mata y en Torrevieja el mesón Las Cañas.
ResponderEliminarNo sabes la ilusión que me hace guardar estos posts, que sepas que luego los utilizo
ResponderEliminarMuas