Hace unas semanas estuvimos en la taquería Tepic, sita en el barrio de Chueca, en Madrid (C/Pelayo, 4). Este restaurante lleva abierto desde hace unos 6 años y sirve auténtica comida mexicana en un espacio cosmopolita, moderno y muy agradable, con unos precios bastante asequibles y mucho trajín en mesas y pasillos. Se lo habían recomendado a una amiga nuestra y para allá que fuimos a comprobar la calidad de sus platillos. Os contamos paso a paso.


El local es bastante chic, ya os advertimos que es pequeño, con mesas bastante juntas y varias salas separadas por paredes decoradas de forma que no pasan desapercibidas. No obstante es muy acogedor y el servicio muy rápido y atento. Algo a tener en cuenta es que se trata de una taquería y adaptada al trajín de las grandes ciudades, aquí se come bien pero rápido. A alguno le chocará eso de que haya dos turnos de mesa la noche de los fines de semana, el de las 9 y el de las 11 pero todo esto te lo avisan en la reserva. Es una forma de que este pequeño restaurante admita reservas asegurándose dos turnos, no está mal pensado ya que es cierto que en dos horas se picotea bien.

Tenemos que decir que tuvimos mucha suerte con el camarero. Era mexicano, como todos los de la sala, y nos explicó todo a la perfección, cuánto pedir, qué platos elegir y un puñado de historias alrededor de los mismos, se lo agradecemos mucho porque fue el auténtico protagonista. Empezamos la velada con la elección de la comida y las bebidas, nos dieron una carta no muy extensa, y en cuanto a las bebidas podíamos optar por cervezas de importación o muchos tipos de margaritas, además de las bebidas normales.


Las cervezas eran todas ellas mexicanas, yo me tiré a la piscina con las micheladas, tenía ganas de probarlas y éste era el momento. Empecé por la que ellos llaman michelada a secas, una cerveza a elegir entre las 5-6 que tienen, con zumo de lima natural, sal por los bordes y hielo, aunque éste era opcional. ¿Hielo con la cerveza? pues como vosotros pensaba que no me iba a gustar pero finalmente la mezcolanza me encantó. Para mí probar esto ha significado el fin de las cervezas mixtas, claras con limón y demás. Muy agradable el punto del zumo de lima con la mítica Negra Modelo y el hielo.


Nos pusieron dos salsas de chile en la mesa, una de chile pasilla y la de chile guajillo, ambas ricas, aunque nos faltaban unos totopos para empezar a picar. Empezamos la cena con el guacamole de la casa, realmente muy bien hecho, aunque no el mejor que hayamos probado.


La gran sensación de la velada se produjo cuando probamos el aguachile de camarón, unos langostinos macerados en una ácida salsa de lima y jugo de gamba, tipo ceviche peruano, acompañados de aguacate, cebolla morada, chile verde y pepino, y que resultó estar delicioso.  Muy recomendable si os gustan estos platos.


Acto seguido nos trajeron todos los tacos y el alambre que pedimos. De izquierda a derecha, unas carnitas muy buenas aunque nos gustaron más las del Órale Compadre, unos tacos del pastor (especialidad de la casa) que realmente los preparan muy bien, y un clásico alambre de pollo y queso acompañado con frijoles, bastante bueno aunque como sabréis es el plato que quizás menos misterio tenga, pero es ideal para quién nunca se ha enfrentado a este tipo de comida.


Para degustar semejante banquete me lié con la Michelada Tepic, la segunda opción de la carta. Era como la anterior pero con zumo de lima aliñado con tabasco y especias en el borde del vaso. Muy bueno el contraste, me ha encantado la experiencia, creo que he tardado mucho tiempo en pedirlo.


Para acabar pedimos dos postres para compartir, primeramente unas crepas de cajeta, para mí demasiado dulces, aunque sabíamos lo que pedíamos y gustó entre los comensales más golosos.


Y un bollito muy agradable, el pastel de elote, os lo vamos a recomendar porque es muy tierno y sabe a mazorca de maíz pura.


No pedimos unos tequilas para redondear la cena, pero tenían varias referencias interesantes a precios que oscilaban entre 7€ y 10€, otra vez será. También en otra ocasión probaremos el pozole, algunas sopas y algunas flautas. Sin cafés ni copa pero con abundante bebida salimos por poco más de 25€ por barba.

En conclusión, el chef y propietario Angel Rodriguez ha sabido poner en marcha, y de forma muy correcta, un concepto de urban mex que ya otros establecieron años atrás con bastante éxito en la capital. No ha tenido que ser fácil situarse entre los locales más destacados dentro de Chueca, uno de los barrios con mayor oferta de toda la ciudad, pero así ha sido y Tepic es ya un local muy conocido. De hecho en el 2008 obtuvo el premio al mejor restaurante extranjero de Madrid por la revista Metropoli. Un concepto que, insistimos, está muy alejado de la clásica cantina mexicana, con sus mariachis y su cocina medio tex-mex. De hecho, se puede decir que de unos años hacia aquí la cocina peruana y mexicana están mas de moda que nunca y lo constatan varios locales muy de moda en la capital.

Salud.