Viaje por Andalucía, Sierra de Cádiz y Sierra de Aracena (2ª parte)... y vuelta al pueblo
Grazalema es sierra pura, de hecho es el pueblo más alto y montañoso de la sierra de la Cádiz. Es además el más lluvioso de la península ibérica, ¡lo que leéis!, y la belleza del entorno con sus casas encaladas lo hacen un sitio verdaderamente único. Estas características climatológicas tan particulares (clima submediterráneo de montaña húmedo) junto con sus veranos de noches frescas, hacen que el pueblo posea una flora exclusiva siendo, junto a la zona del Rif argelina, la única zona del mundo donde crece el pinsapar. El pinsapar es un bosque de pinsapos (abetos) protegido por la legislación española desde 1989, y posteriormente por la europea. Ya os imaginareis que para ir a verlos necesitáis una autorización (que os dan al momento previa identificación), y desde Madrid teníamos intención de conocerlo pero en la curiosa oficina de turismo de Grazalema (te atiende un extranjero) nos desanimaron a hacer la ruta ya que dura de más de 5 horas y debe de ser que no nos vio muy preparados ;)
Ahora nos arrepentimos, si os somos francos la podríamos haber hecho, o algo intermedio que nos propuso, posteriormente haber comido en Grazalema alguno de sus platos de cuchara o asados (qué rabia), y luego por la tarde haber dado un paseo relámpago por Villaluenga, Ubrique, El Bosque y Prado Rey. En fin, otra vez será. Podéis ver fotos de la ruta aquí.
El pueblo no tiene mucho que ver, quizás lo más bonito es callejear y ver el ambiente, las tiendas y los puestos. La iglesia barroca de Nuestra Señora de la Aurora es quizás lo más pintoresco, y los miradores, pero no tiene mucho más. Tuvimos ese día de mercadillo.
Hemos leído que en este sitio ponen unas patatas con salsa de gambas estilo bravas de chuparse los dedos, si podéis, probarlas. La gastronomía aquí es muy rica en asados, carnes y pucheros.
Callejeando el ambiente a primera hora era nulo, pero la estampa ya era muy bonita.
Compramos algunas cosas para la familia y nos fuimos para Villaluenga del Rosario, cuna del queso Payoyo. El camino hasta allí es muy agradable, aquí una instantánea. En seguida se llega al pueblo.
Ya os hablamos del queso payoyo en su momento con aquel post queso payoyo, un queso gaditano único, esta vez quisimos probar alguna otra variedad más pero en la quesería nos atendió un chico un tanto 'desaborío', y nos dio cosa probar todos los tipos. El caso es que esta vez nos llevamos su queso de oveja payoya, que también se produce en la zona y que os garantizamos que es muy similar al de cabra, el más antiguo y que ya compramos en su momento.
Aquí el queso, curado en manteca de cerdo, una delicia para los amantes de los quesos fuertes. Su precio 17,50€ el kilo.
Al acabar las compras quisimos subir a ver este curioso pueblo blanco gaditano donde reina la paz y la tranquilidad y que posee como algo realmente sorprendente un cementerio construido dentro de una iglesia en ruinas... digno de ver..
Si queréis ver más fotos de este pequeño cementerio pinchar aquí.
Aquí el principal motor económico de este pueblo, la cabra payoya.
También tiene una bonita y peculiar plaza de toros, tiene forma rectangular y que está construida sobre la propia montaña. Más info de la plaza aquí. La visita es gratuita.
El museo del queso payoyo estaba cerrado, en la fábrica nos dijeron que lo gestionaba el ayuntamiento y ellos no estaban al tanto de cuando abrían y cuando no fuera de temporada, así que nos fuimos de allí a ver qué tenía el barrio nazarí de Benaocaz, no os podemos decir si hay buenas rutas por senderos, seguro que sí.
Nuestro siguiente destino fue Ubrique, allí quisimos darnos prisa para legar a tiempo a ver algunas tiendas de artículos de piel, pero sinceramente nos imaginábamos otra cosa, mucho tráfico, difícil aparcar, muchísima gente que salía de trabajar, al final solo tuvimos media hora de horario comercial, y bueno, no compramos nada.
La comida decidimos hacerla allí, en qué momento. No fue desde luego nuestra mejor experiencia, aunque a lo mejor pedimos mal, no obstante lo que pedimos incluidas las guarniciones nos pareció que más que ofrecer algo diferente, era echar de comer. Todo eso sí en mucha cantidad y a buen precio, pero esto no nos vale. Sí en cambio una excelente atención, en eso no nos podemos quejar. Estuvimos en El Laurel de Miguel, el número 1 en Tripadvisor, sinceramente y viendo algunas otras experiencias en otras ciudades, que poquísimo nos fiamos de esta web.
De todas formas y una vez allí dudamos en si coger el coche e ir raudos a El Bosque a comer concretamente a este sitio que veis a continuación, creo que es lo que teníamos que haber hecho. Cosas que pasan.
Para variar el jardín botánico del sitio lo pillamos cerrado (cierra a las 16:00) y el paseo por el pueblo bonito, pero breve, con un interés escaso. No ponemos en duda que los parajes y rutas como la del río Majaceite sean de aúpa. Daros cuenta que nuestra opinión es la mayor parte de las veces sobre rutas urbanas.
Cabe destacar que en la plaza del consistorio había un termómetro al sol que ponía nada más y nada menos que 29 gradetes.
Luego nos acercamos a Prado del Rey a ver su famosa plaza donde está la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y dar una vuelta por sus calles.
Acabamos marchándonos a Arcos de la Frontera al hotel que habíamos reservado fuera de la localidad, el Arcos Gardens de los Domecq. Con este tipo de hotel nos alejábamos del encanto de la serranía pero no importa. Dormimos en un cortijo dentro de un extenso olivar rodeado de pistas de golf, en la zona de huéspedes del recinto, y bueno, todo absolutamente genial. Sólo estábamos a 7 kms del centro de Arcos.
La habitación que nos dieron estaba en una primera planta, y no había prácticamente nadie en toda esta zona ¡qué tranquilidad!.
El baño era muy amplio y luminoso, con dos senos como el que aparece en la foto, una ducha con una alcachofa enorme, bañera, todo limpísimo y muy agradable.
La habitación muy amplia también, mucha luz, camas muy cómodas, tv grande, agua gratis y el wifi genial. Los únicos contras es que en las zonas comunes olía un poco a húmedo y algo llegaba a la habitación, y que pasamos un poco de frío en el baño por la mañana, de todas formas igual tenían bomba de calor, pero no la pudimos conectar. Ningún pero más.
Mirad qué terraza privativa.
Que sepáis que en plena temporada de golf la habitación puede cuatriplicarse de precio, a nosotros nos salió muy bien de precio y merece realmente la pena venir porque además en Arcos es difícil de aparcar cerca del hotel. Esta era la bajada a la planta de abajo.
De lo a gusto que estábamos nos dio pereza ir a Arcos, así que cenamos algo de 'fast food' en el hotel que ya apetecía guarreo, eso sí, de calidad. Unos sandwich vegetales y una ensalada de pollo. Todo acorde con lo previsto, decente y con un buen ambiente y buenas cervezas. También tienen una zona de restaurante por si os apetece una ambiente más formal.
La carrot cake rica.
A la vuelta a la habitación nos encontramos esta monería en los sillones de la planta de abajo. Los de mantenimiento les dejaban la puerta abierta para que durmieran más calentitos. Ya los habíamos visto al entrar, 5 hermanitos todos blancos y su madre, pero ver a todos juntos durmiendo acurrucados en un cojín era enternecedor. La foto es de la mañana siguiente, ya se había dispersado alguno.
A la mañana siguiente desayunamos en el hotel, desayuno buffet muy corriente, destacaban los molletes y un café decente pero nada de zona caliente ni bollería ni embutido de calidad. Del zumo ya ni hablamos. Llegamos a Arcos.
Arcos de la Frontera es un pueblo que pertenece a la Sierra de Cádiz pero muy al limite de la Campiña Jerezana. El pueblo es muy pintoresco, con su Castillo como atractivo principal y en la zona más alta, y la preciosa iglesia de Santa María y la de San Pedro, la que veis a continuación.
Mirad las vistas desde uno de sus miradores.
Calles, vistas y rincones preciosos, y luz, mucha luz...
Una cosa que nos encantó es el Belén que año tras año monta una asociación de belenistas de Arcos. Impresionante de ver.
Esta es una de las partes, se trata en verdad de una habitación-sala entera ambientada a la perfección, como los buenos belenes se hace hasta de noche.
Después de patear todo el caso histórico tomamos una Coca Cola en un bar muy conocido en la zona, la Taberna Jóvenes Flamencos. La chica que nos atendió muy simpática.
Cogimos el coche y nos fuimos camino a Utrera (Sevilla) con el objetivo de ir al conocido gastrobar Besana Tapas, local que aún sigue mostrando en su web que abre entre semana de 13:00 a 00:00 y que cuando llegamos en su puerta ponía de 17:30 en adelante. Una putada porque modificamos nuestro viaje en parte para venir a visitarles, de hecho no vimos Jerez de la Frontera por ir a comer a su local. ¡Tirón de orejas!
Por estar cerrado el destino nos llevó a un mesón recomendado por TripAdvisor, la bodega Doña Juana, para variar la guía se aprovechó de nuestro desconocimiento y el local pese a estar en el nº 2 de la lista no nos emocionó. También es cierto que estábamos algo rabiosos, y pobres, nos atendieron super bien, el local era acogedor y los precios muy buenos, todo hay que decirlo.
Pero es cierto que en la comida algo fallaba.
Destacamos estos canelones rellenos de cola de toro con crema de calabaza, estaban buenos y la idea buena, aunque la salsa externa se podía mejorar un pelín e incluso reducir en cantidad.
Al salir improvisamos ir a Carmona (Sevilla), la verdad es que aunque nos desviábamos un poco mereció la pena. Muy monumental y un casco histórico digno de ver, las calles preciosas y creemos que aquí batimos el record de temperatura. En noviembre y apetecía quedarse en bermudas.
Un bello recinto lleno de calles, casas, conventos dentro de la gran fortaleza árabe (Alcázar) que preside el pueblo, y lo mejor de todo para nosotros, el mercado de abastos de Carmona, una belleza sin igual donde podemos ver que los puestos de venta están en los mismos soportales. Amantes de la gastronomía como sois muchos de vosotros no podéis perderos su visita. Nosotros tuvimos que verlos cerrados, pero bueno, nos pudimos hacer una idea.
Aquí el bonito parking del Parador.
Y más instantáneas...
La marcha a la Sierra de Aracena (Huelva) se hacía inminente, no podíamos demorarnos más si queríamos llegar de día, una hora y media nos separaba. Tras entrar en la sierra nos dirigimos a la casa rural que elegimos en Alájar, nos referimos a La Casona del Duende (C/ Pintor Antonio Milla, 1). La habitación super acogedora, todo muy coqueto y romántico, muy nuevo (abierto desde septiembre), buena calefacción y genial el wifi. Pero lo mejor Ana y Vladímir muy amables y hospitalarios, y la situación del hotel-rural, en una zona muy céntrica pero tranquila.
Como únicos contras, las cortinas del baño cuando abrías fuerte el grifo te pegaban un abrazo por el vacío de aire que provocaba y no había manera de despegarte de ella :). Luego el desayuno, poco variado y una calidad muy ajustada, se nota que con todo el follón de la apertura no han tenido tiempo de cuidar esto pero estamos seguros que esto lo van a mejorar.
Coquetísimo...
Nos recomendaron ir a cenar a El Corcho (Plaza de España, 3), el sitio es sin duda curioso, no os vamos a decir más. Eramos los únicos cenando a esa hora y un chico muy amable nos atendió en el salón al fondo del local. Pedimos un rico Briego crianza 2009 Ribera del Duero que no conocíamos y nos gustó bastante , y sin duda setas de la zona, y las que nos recomendaron fueron las reinas, las tanas (huevo de rey) o más conocidas por todo el mundo como son, amanitas caesáreas; ya os hablamos de ellas en Amanita caesárea, una seta exquisita y bueno, una delicia...
Pero andamos despistados y aunque las pedimos a la plancha nos las pusieron con ajillo. Unas setas de ostra tienen así un pase porque no saben a nada, pero éstas... sacrilegio!!. El detalle agradable es que acompañados de jamón ibérico son una delicia.
Mmmmhhh....
Pedimos también un caldo de la casa con su hierbabuena, qué mono teníamos de algo calentito y estaba rica.
Y de segundo presa ibérica con sus guarniciones. Veréis que para no tener muchas ideas en las susodichas guarniciones, qué mejor forma que suplirlo con jamón ibérico ¡bravo!
Estaba realmente buena.
De postre una crema catalana, muy corriente, no recordamos qué nos ofrecieron pero no sabíamos que pedir. La verdad es que el sitio apunta maneras, algo carete, pero lo vamos a recomendar.
A la mañana siguiente fuimos a ver los alrededores de Alájar. Las carreteras que cogíamos nos encantaban, de nuevo una preciosidad día y por delante una visita a parte de esta gran Sierra de Aracena.
Lo primero que hicimos fue ir el bonito pueblo de Almonaster La Real. La Mezquita (hoy ermita) es preciosa, os recomendamos ir a verla, el enclave, la restauración y la paz que se respira en el sitio es muy buena. La pequeña plaza de toros de 1890 que está justo al lado, pero no pudimos verla.
El pueblo tiene un paseo muy agradable pero es muy pequeño, ya os avisamos. Aquí la plaza principal.
A la vuelta regresamos a Alájar y subimos hacia la Peña de Arias Montano, un bonito lugar lleno de encinas, bosque y un precioso mirador que os vamos a recomendar visitar. Si os somos sinceros, fue el primer momento en todo el viaje que sentimos que estábamos en otoño.
Un mirador precioso el que se puede disfrutar desde la Portada Almohadillada en la propia Peña.
La tranquilidad reinante en el entorno solo nos transmitía paz interior, qué maravilla sentir esto, no es una chorrada que siempre se dice, es que la tensión baja y tus sentidos se abren al entorno, y es cierto que pasa, poco, pero pasa. Fuimos hacia el pequeño pueblo Linares de la Sierra, nos lo recomendó Ana y la verdad es que el pueblo era muy bonito. Empezamos dando un paseo por sus calles empedradas, la iglesia de San Juan Bautista, su plaza principal que también sirve de plaza de toros, y en fin, un paseo un agradable.
Aquí se las gastan de buenas materias primas, quisimos comprar nueces de la zona, pero no pudo ser, ya sabéis, 'espere que venga mi sobrino' y por allí que no aparecía.
Curiosa por lo bonita que es la Fuente Nueva y los lavaderos aledaños aún en uso por las señoras del lugar y con el uso de una excelente agua de manantial de la zona.
Otra curiosidad es que las casas tienen a pie de entrada unos 'llanos' o 'empedrados' de piedra bicolor, parece ser que es una tradición traída de Portugal, y es muy dada en los pueblos de alrededor pero es aquí donde adquiere su máximo esplendor.
.. y algunos azulejos con auténtica poesía local.
Tras tomar fotos y tomar un refresquito en la plaza, nos fuimos a Aracena. Nada más llegar fuimos a gestionar la entrada en la Gruta de las Maravillas y visita al Museo del Jamón Ibérico. Pensábamos ir por la tarde, pero nada más llegar nos dijeron que había un pase a las 13:00. Ni lo pensamos, entramos a la gruta sin conocer muy bien cómo era, y nos encontramos con uno de los lugares más impresionantes que yo personalmente he visto en la vida. No es que os lo recomendemos, es que es la excusa perfecta para venir a esta zona. No dejaban hacer fotos, así que no os podemos mostrar nada, pero daros una vuelta por la red, y alucinar. Se trata de un recorrido guiado de casi 1 hora viendo galerías, salas, formaciones y con la iluminación es algo de otro mundo.
Salí emocionado y nos fuimos a comer. Queríamos setas y hacer la tontería de comernos un plato de jamoncito, y elegimos un restaurante muy recomendable, el Sirlache (Avda de Andalucía, 49).
El local era muy informal pero es muy famoso por su buen hacer. Con suerte encontramos mesa, porque justo después de sentarnos se petó. Pudimos pedir por fin las castañetas o castañuelas, que no es otra cosa que las glándulas salivares del cerdo, se encuentran justo debajo de las carrilleras. Un delicia decían...
Restaurante lleno en 10 minutos, y no está en la zona más turística.
El plato de jamón ibérico, rico por supuesto, y más con el pan que te ponen.
De nuevo tanas, pero esta vez hechas a la plancha sin añadidos. Riquísimas, merece la pena pedirlas.
Unos boletus guisados, de rechupete....
Y es en ese momento cuando el camarero viene y te dice, se nos han acabado las castañetas... ¿Cómo te quedas?, a mi me entró cierta ansiedad porque luego vi que las servían en la mesa de al lado, pero bueno, 'ante todo mucha calma', como decía aquel famoso disco de los Siniestro. Lola se había pedido una brocheta ibérica, al final comimos los dos de ella. No pedí nada más porque lo que tenían de carne era lo típico, secreto, presa, pluma etc... ¡Qué rabia!
De postre un arroz con leche casero, rico. En fin, que os lo vamos a recomendar pero si vais a pedir castañetas ya sabéis, levantaros y acompañar al camarero a la cocina y obligar al cocinero que os las eche a la plancha :)
A la salida subimos al Castillo, buenas vistas, buena tarde, mucha claridad, un buen paseo en definitiva. El pueblo en conjunto lo vimos con menos encanto que la zona de Alájar, sin duda es una ciudad que tiene un buen paseo, pero para dormir mejor meteros más dentro de la sierra.
Sin más dilación nos fuimos al Museo del Jamón. Entramos con unos rusos y la charla fue en varios idiomas, el caso es que nos proyectaron un vídeo en inglés sobre toda la cultura del cerdo ibérico y luego una visita guiada por muchas salas donde te explican bastante bien diferencias entre las distintas denominaciones, nacionales y extranjeras, partes del cerdo, alimentación etc. Interesante sin duda.
Al final una tapita, no vi lágrimas en los ojos de los rusos al probarlo, pero ¡se lo llevaban todo!
Dimos una vuelta a ver si podíamos comprar setas secas, pero no hubo manera, vendían tarros de 20gr pero queríamos algo más de cantidad. Eso sí, te las vendían congeladas. Al final volvimos a Alájar a ver el pueblo con luz, las vacaciones por el sur acababan, y nos merecíamos una tarde de relax.
Después de descansar en el hotel fuimos a picar algo por la noche, nos dijeron que al ser jueves sólo estaba abierto, además de El Corcho, La botica de Amparo (C/Andalucía).
Pedimos un poco de queso curado de la zona con un vinito y muy rico, qué duda cabe.
Como esa día las temperaturas bajaron, la noche en este pueblo fue muy fresquita, así que pedimos unas sopas, la primera sopa de tomate de la casa, no la pidáis, muy mal oficiada.
La segunda la sopa del día, Amparo nos dijo que era muy ligera de patatas con acelgas, dijimos que sí, menudo mono teníamos de verdura... y bueno, tenía un pase aunque 8€ por un plato recalentado, la patata les delataba, nos pareció bastante carete. Mira que teniendo cerca Portugal podrían copiarles, allí este plato no pasaría de 2€.
Luego pedimos una Boronía Serrana, curiosamente sabia a lo mismo que la sopa pero con patata frita y jamón ibérico, de verdad que el sabor metálico del tomate frito de lata impregnaba todo el plato. Amparo, que era muy maja, tiene que revisarlo.
Nos fuimos un poco disgustados al hotel, sobre todo porque a la mujer se la veía buena persona (en serio), pero bueno, cosas que pasan, si no hubiera habido tanta gente se lo hubiéramos comentado, pero es que está ella sola y una chica en la cocina atendiendo todo un bar.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano para ir al pueblo del padre de Lola, Retamal de Llerena en Badajoz, pero antes quisimos pasar por Zafra. Qué preciosidad de ciudad, nos encantó, desde el mismo Parador hasta las calles y plazas de toda la localidad.
Nos planteamos que a lo mejor lo ideal hubiera sido dormir aquí la noche de antes, pero en fin, ya habrá otra ocasión de venir por aquí, merece la pena pasar aquí un par de días. Mirad qué bonito...
Llegamos al pueblo al mediodía, aquí estaba la familia de Lola esperándonos, al igual que nuestra sobrina Adriana que estaba como loca por recoger la aceituna del par de olivos que tenemos allí. Me temo que las lluvias de septiembre y octubre han hecho que la aceituna verdial haya engordado más que nunca, de hecho, juzgar vosotros mismos, la niña decía '¡si son como ciruelas!'... :)
El otro olivo ya las tenía más oscuras, no pasa nada, sirven igual, son picudas y estaba plagadito...
Mirar qué espectáculo...
Cuando empezamos con el segundo olivo llegó el gran cocido, qué mono, qué lagrimones... nos sentó a gloria, lo necesitábamos.
Aquí el total de la cosecha... tenemos para todo el año, y lo mejor de todo, la niña se lo pasó fenomenal y ¡quiere repetir todos los años!
El fin de semana transcurrió en la más absoluta tranquilidad, lo que se hace en un pueblo pequeño fuera de temporada estival, comer, beber, dormir, ver a gente, pasear y charlar. Y poco más que añadir, que el viaje nos ha gustado muchísimo, que aunque parezca que son sitios que están a tiro piedra, la verdad es que si no nos lo proponemos, nunca los conocemos. Os lo vamos a recomendar, qué duda cabe, y esperamos que al menos a alguno de vosotros le sirvan nuestras recomendaciones.
Un placer.
Salud.
8 comentarios:
**** A T E N C I O N S I D E J A S U N C O M E N T A R I O ****
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Me ha encantado ver mi pueblo reflejado en esta entrada, sin duda, la ruta de los pueblos blancos es digna de visitar y Arcos, en particular, tiene un encanto especial. Sus calles, sus patios, sus paisajes... los arcenses no somos conscientes realmente del potencial de nuestro pueblo y me encanta ver como el que viene de fuera es capaz de apreciar su belleza. Gracias.
ResponderEliminarBesos.
Raquel
Muchas gracias Carlos por compartir estas bellas y apetitosas fotografías gastronómicas de vuestro viaje por la Sierra de Aracena y la Sierra de Cádiz. Confío y deseo que en alguna oportunidad en el camino nos dediques un post a nuestra tierra y especialmente a mi querida ciudad, a La Ciudad de Cristal donde a finales del mes de febrero 2014 se celebrará el próximo Fórum Gastronómico. Ya no tienes disculpa para visitarnos, jajajaja ;)
ResponderEliminarUn abrazo grande desde A Coruña para vosotros.
http://decerca.coruna.es/cristal.html
Impresionante!! Es como viajar con vosotros! Me encantan las fotos de los lugares, y las comidas....ufffff adoptarme!!!
ResponderEliminarAy, que morriña me entra!!! Cada tres meses necesito volver a Andalucía. Que bien que has traido tu un poquito al blog porque aún me faltan unas semanas para bajar!
ResponderEliminarGracias
Madre mía qué viaje acabo de darme, a las 6.30 de la mañana con mi café...un lujo, como os agradezco estos paseos, los disfruto muchísimo. Lo de besana no tiene nombre, yo estoy deseando ir. Begoña me ha adoptado como hermana, a ver si me adoptáis vosotros para los viajes ;)
ResponderEliminarPor cierto, vaya aceitunas, no me extraña lo de las ciruelas jajaja
Que pena que no pudierais ir al Besana de Utrera. Es simplemente espectacular! Buen producto y una técnica impecable a unos precios de risa. Ademas para rematar preparan unos Gintonics en la cocina que son increibles. Para quien pase por Sevilla que no dude en acercarse. Es bueno llamar por telefono para asegurarse de que está abierto.
ResponderEliminarNo te puedes imaginar la rabia que nos dio, sacrificamos Jerez de la Frontera para ir, con eso te digo todo. Una pena sí.
EliminarQue maravilla de fotos!! Gracias.
ResponderEliminarRosa