Viaje por Andalucía: Antequera, Ronda y Sierra de Cádiz (1ª parte)
Os daréis cuenta que hemos tenido que sacrificar algunos destinos muy importantes dentro de este recorrido, sitios como Jerez de la Frontera, Sierra de Ronda, los Alcornocales, Mijas o Priego de Córdoba, y lo hemos tenido que obviar porque no teníamos tiempo, pero son destinos a tener en cuenta si vosotros tenéis más tiempo o están cerca de la ruta que os marquéis, nosotros pensamos conocerlos algún día, sin duda. Pero en fin, vamos con el primer resumen y ojalá a más de uno os pueda dar algunas ideas por si visitáis estas localidades. Sobra deciros que podéis completar nuestro viaje con vuestras opiniones a pie de post, pueden ser muy útiles para otros.
Empezamos la ruta desde Madrid con primera parada en Montilla (Córdoba), para visitar una de las bodegas de vinos más famosas de la comarca de la uva Pedro Ximénez (en adelante PX), nos referimos a Pérez Barquero. Una vieja bodega con más de un siglo de historia donde, según las criticas y concursos, se hacen los mejores amontillados y PX de toda esta zona tan única y peculiar. También elaboran algunos vinagres y brandys de gran categoría, aunque quizás estos últimos sean más desconocidos en nuestro país, no por ello dejan de ser excelentes.
La visita es totalmente recomendable, dura una hora y media aproximadamente y la guía nos introduce espléndidamente en el mundo de la uva PX. Se trata de una uva blanca de piel fina y una alta concentración de azúcares, y a partir de las pasas de estas uvas, que han sido secadas al sol en esteras de esparto, se produce la crianza de uno de los vinos dulces más famosos de nuestro país, el Pedro Ximénez. La guía nos conduce por muchas de las salas de la bodega en donde vamos viendo la majestuosidad de las mismas, las botas, barricas y depósitos de acero inoxidable donde estaba almacenada la excelente cosecha de este año, y por supuesto la parte exterior del recinto donde curiosamente también hay barricas de crianza. No sé si lo sabréis pero el PX quizás sea el vino dulce más importante de nuestro país a nivel internacional, algo parecido le ocurre al oporto portugués, del que os hablábamos hace poco, al sauternes francés o al mítico tokay húngaro.
En la visita nos hablan de dos tipos de crianzas, la crianza biológica o bajo velo de flor y la crianza oxidativa. La primera, mediante la que se elaboran los finos y amontillados, corresponde a un proceso natural que hace que se desarrolle una película de levaduras vivas que cubre la superficie del vino y evita su oxidación, protegiéndolo y transformándolo durante su crianza. Durante la visita tuvimos oportunidad de ver este 'velo' en primera persona, algo que agradecimos porque nosotros no lo habíamos visto nunca en directo. El proceso de crianza es el mismo que se emplea para los generosos de Jerez, pero lo que distingue a la uva PX es que al ser una variedad muy rica en azúcar el mosto alcanza de forma natural el grado alcohólico necesario para que se produzca el susodicho velo, sin tener que recurrir al encabezado (adición de alcohol puro al mosto), algo de lo que la denominación se siente muy orgullosa.
Por otro lado está la crianza oxidativa, basada en la oxidación que se produce al entrar el vino en contacto con el aire, ya sea a través de los poros de la madera de la bota o en el trasiego entre criaderas. Se produce cuando el velo de flor desaparece de manera natural, en el caso del amontillado, o bien se le añade alcohol para detener la fermentación y que no llegue a desarrollarse el velo, como en el caso del oloroso y el PX. Esta crianza puede producirse en cualquier parte de la bodega, incluso al sol, todos los cambios bruscos de temperatura le favorecen.
Además, todos los vinos que elaboran en la bodega, a excepción del joven claro está, son envejecidos mediante un sistema de criaderas y soleras.
No deja de ser curioso en la visita que en algunos toneles se pueden apreciar las dedicatorias de algunos personajes públicos muy conocidos :).
Aquí la zona de botas de crianza biológica de los amontillados, impresionante sin duda. Dato curioso que nos contó la guía es que las telas de araña de la bodega (hay muchísimas) hacen su función también dentro de la evolución del vino ya que de esta forma se evitan los mosquitos y otros insectos y por consiguiente una mayor higiene en el vino.
En cuando a la zona de los vinagres nos sorprendió el olor de la sala, sala abierta por los lados, ¡qué olor tan peculiar!
Al final de la visita nos dan a probar 5 vinos, primeramente el joven, luego el fino, el amontillado, el oloroso y para finalizar el PX. Nos parecieron todos muy ricos, quizás el joven y el oloroso fuera los menos sorprendentes pero no por ello malos, en absoluto. Sin duda todos son grandísimos vinos, aunque para los más elitistas esta cooperativa posee vinazos de gama mucho más alta, de más de 200€ la botella, sobre todo ahora con los 100 Parker que este año le han sido concedidos al PX Perez Barquero 1905, y para el amontillado y oloroso de la gama 1905 un 98 y 99 respectivamente. Menudo nivel, ya os podréis imaginar que un 100 parker es una rareza absoluta, de hecho éste es el segundo vino dulce español puntuado con la máxima puntuación y sólo seis vinos tintos españoles (no dulces) lo han conseguido.
Las visitas de la bodega se realizan todos los días a las 12:30 y su precio es 5€, e insistimos, merece la pena.
Al salir de la bodega fuimos raudos a comer a Moriles (Córdoba), concretamente al famoso bar Los Faroles (Calle del Monturque, 40). Allí entramos los primeros y nos atendieron rápidamente, algo bueno para así poder ir a ver El Torcal de Antequera por la tarde con ciertas garantías.
Y ya os lo advertimos, no podéis venir a este bar y no pedir su flamenquín. Nosotros ya lo habíamos probado hará unos 11 años y seguía estando igual de bueno. Como el flamenquín es para 2 personas (ahora lo veréis), pedimos sólo un par de platos más para compartir, primero una ensalada de la casa (muy corriente) y luego unos huevos con papas ricos, aunque sin rozar la excelencia. Eso sí, las patatas fritas y el pan fantástico.
¿Sabéis que el flamenquín auténtico debe de ser de filete de jamón de cerdo y relleno de jamón serrano? Pues aquí lo saben hacer muy bien, con una fritura y temperatura inmejorables. También existe las flamencas que son como los flamenquines pero rellenos de gambas. No las hemos probado.
Tras la comida nos pusimos en marcha con destino Archidona, no podíamos dejar de ver la Plaza Ochavada, una bonita plaza barroca que tiene el pueblo y que también sirve de improvisada plaza de toros. Quizás sea para nosotros una de las plazas de pueblo más bellas y ambientadas que recordamos. Cómo disfrutamos el ratito que estuvimos sentados en una terraza tomando un té.
Muy recomendable también probar allí el mollete y porra archidonesa que siempre han estado a la sombra de la de Antequera y dicen que, dependiendo de los obradores y restaurantes, incluso son mejores que los antequeranos. Nosotros no tuvimos oportunidad de hacerlo, pero todo el mundo lo dice.
No podíamos demorarnos más, queríamos ir a ver El Torcal de Antequera, para ello tuvimos que subir en coche una especie de puerto con un paraje yermo y frío aunque precioso y en el que se te iba una media hora fácil.
Al llegar arriba el paisaje kárstico se aparecía imponente, allí uno podía contemplar algo absolutamente impresionante, ya mi padre lo decía en su momento cuando vino hace más de 30 años, es una maravilla geológica como pocas, y no le faltaba razón. Miradores, rocas y caminos que conforman un monumento natural único con un tipo de roca caliza prehistórica nacida en el Jurásico y que por la erosión del agua del mar (en un principio), y posteriormente por el hielo, lluvia o viento, han tomado durante estos 150 millones de años que han pasado formas tan caprichosas como dignas de presenciar.
Nosotros hicimos casi la totalidad de la ruta verde, no la hicimos entera porque había estado lloviendo todo el día, la roca estaba muy húmeda y era muy incómodo de caminar. También hay que decir que la ruta está muy mal señalizada y ante el miedo a equivocarnos, preferimos volver sobre nuestros pasos. No obstante divisamos en seguida este curioso fenómeno de rocas, paredes, corredores, simas, formaciones, cuevas... espectacular es la palabra. No pudimos subir y tocar las simas mas importantes (se puede) pero si divisarlas a lo lejos, y es que hay otra ruta de 2 horas y media (ruta amarilla) donde además se puede contemplar in situ parte de la fauna y flora existente, que es enorme. Si queréis, ya sabéis.
Al bajar hacia Antequera divisamos a lo lejos la figura rocosa del famoso 'indio' de Antequera (Peña de los enamorados)... ¿chula verdad?
Nos alojamos en el Parador de Antequera, un hotel bastante correcto, parking gratuito, sito en las afueras aunque nada lejos del centro, y con una habitación amplia, muy limpia y confortable. Cama muy cómoda, baño completo, caja de seguridad, wifi muy bueno y nada ruidoso. ¿Se puede pedir más?
Después de descansar un poco salimos a dar un paseo por el centro, Antequera es una ciudad cómoda, relativamente pequeña, de muy fácil recorrido y con mucho ambiente por sus calles estrechas, bares y tiendas. A todo esto, los dulces lo son todo, tiendas como éstas que veis a continuación vimos unas cuantas, de hecho es tal el oficio que los mejores polvorones y mantecadas que nos hemos comido en años los probamos el año pasado y son de aquí, de Antequera, qué grandísima calidad y con un sabor y aroma únicos. Ya hemos hecho el pedido online en la fábrica Artesanías de Antequera - Sabores Caseros.
Nos tomamos previo a la cena una cerveza en la cafetería del mercado de abastos, y probamos alguna tapa pero no dejamos pasar mucho rato hasta ir a cenar. Fuimos al restaurante Arte de Cozina (C/Calzada, 29), antiguo Coso San Francisco y sinceramente, resultó ser uno de los mejores restaurantes de toda nuestra ruta por Andalucía.
Parte del concepto de este restaurante de cocina casera, cuidada y tradicional, es la recuperación de platos olvidados de la comarca focalizando además en la gastronomía malagueña en general. De hecho muchos de estos platos que sirven día y noche, están teniendo mucha aceptación (nos contaron) y se les ocurrió la idea de si un comensal quería la receta, te la daban en una bonita cartulina. ¡Cómo nos gusta esto! sin duda estábamos muy animados a probar algunos de estos platos, y aunque había entre ellos mucha caza y a Lola no le gusta, pedimos algunos más acordes a su gusto.
A todo esto, Charo, la mujer que nos atendió encantadora.
El primer plato que pedimos fue su famosa trilogía de porras, porras antequeranas de toda la vida aunque dos de ellas apenas se ofician ya. Nos recomendó tomarlas en este orden, primero la porra blanca (elaborada con pan, aceite, ajo, vinagre y sal), después la porra de naranja (elaborada con pan, aceite, zumo de naranja y sal) y para acabar la que a día de hoy se conoce como porra antequerana (elaborada con pan, tomate, pimiento, aceite, ajo, vinagre y sal). Las primeras muy originales y todas ellas muy bien oficiadas y presentadas, quizás la porra de naranja sea la que más nos gustó.
A continuación pedimos un gazpachuelo malaqueño, no era lo que teníamos intención de pedir, pero Charo nos animó y resultó excelso. Lo malo es que nos llenó, y es que tela, nos la sirvió con una riquísima mayonesa casera hecha con huevos ecológicos suyos y merluza super fresca. Sin duda si os gusta este plato este es el sitio donde pedirla en Antequera. Un 10.
Como plato principal yo pedí perdiz en caldo-gazpacho, extraordinario. Una especie de escabeche tibio con una perdiz que estaba realmente en su punto. Vinagroso, sin duda, si os gusta este tipo de salsas escabechadas vais a disfrutar. Este sí que era un plato rescatado del antiguo recetario antequerano.
Y Lola pidió una moruna de jurel un plato típico de la gastronomía malagueña. que estaba riquísimo, una alboronía excelente y un pescado en su punto.
De postre pedimos otro plato recuperado, unas curiosas almojábanas, extraordinaria masa hecha con queso de cabra, miel, almendra....
Y, como no, para acompañar el postre un PX, menos untuoso y rico que el de Pérez Barquero pero rico. Conclusión, os vamos a recomendar este restaurante, además de ser una estancia encantadora, un patio de una antigua casa antequerana del s.XVIII, el local está muy bien llevado desde la cocina, sólo hay que ver el amor que sentía Charo por la gastronomía de su tierra. Nos recomendó además comer al día siguiente un rico puchero de espinacas y bacalao, de hecho cuando se despidió nos dijo que se iba a poner en cocina con los previos. Como dio en el clavo con nosotros, con lo que nos gustan estas cosas. Una pena, pero no íbamos a estar.
Acto seguido nos fuimos a dormir, estábamos rotos. A la mañana siguiente, os podréis imaginar la inmensa oferta que tienen de desayunos ricos en Antequera, y la estrella absoluta es claramente el mollete. Nosotros lo teníamos claro, elegimos La Antequerana, un obrador emblemático en la ciudad que ha inaugurado recientemente unas nuevas instalaciones, ofreciendo un espacio acogedor, limpio, bonito y muy recomendable.
El desayuno os podréis imaginar que se basó en dicho mollete, pedimos dos calientes (chorizo y jamón y queso) y el clásico de jamón ibérico. Excelentes todos, aunque vamos, poco nos sorprende ya este bollo, y menos éste que ya habíamos tenido ocasión de probar, es de la casa San Roque y es habitual encontrarlo en grandes superficies. Sin duda estaba aquí mejor pero sobre todo nos quedamos con el local y el servicio.
No obstante, y por si os gusta probar otras opciones en la ciudad, al lado de la Plaza de Toros, en la calle Alameda de Andalucía, ponen en el número 32 unos desayunos a la vista muy interesantes con churros hechos por ellos. El sitio creemos recordar que se llamaba A la Fuerza.
Al retomar energías dimos un paseo andando por el casco histórico, temperatura primaveral sin duda rozando el verano si estabas al sol, es increíble que casi en noviembre el cuerpo te pida polo y pantalones cortos. Bueno al grano, Antequera tiene rincones únicos, callejuelas preciosas, iglesias muchas y la subida a la Alcazaba es obligada, no tanto la entrada a los jardines (de pago), pero eso ya es elección de cada uno.
Vistas desde la Alcazaba.
En las afueras están los famosos dólmenes de Antequera, son tres, aunque uno de ellos no fuimos a verlo (Romeral). Son edificios megalíticos de hasta 2000 ac que se han conservado bastante bien y que la Junta ha acondicionado para su visita, con buena iluminación y acceso libre. No son salas muy grandes pero al parecer hay pocos como estos en la península. Más que su valor visual, destaca su valor cultural.
Justo antes de partir hacia la Sierra de Cádiz compramos en el Horno de San Pancracio el famoso bienmesabe antequerano. Una delicia tradicional hecha con bizcocho, almendras, cabello de ángel, yema y azúcar que nos aseguraron que duraría dos semanas fuera de la nevera . Sí y no, duraráarrope incomestible que acabó irremediablemente en la basura y nos dio mucha rabia porque además barato no es. Ciertamente no nos lo paramos a pensar, la dependienta nos convenció sin miramientos y nos tiramos a la piscina. Tened cuidado con esto.
Tras recoger bártulos nos fuimos para la población gaditana de Setenil de las Bodegas, para nosotros uno de los pueblos blancos más bonitos de toda la sierra. Es sin duda uno de los destinos más peculiares y te das cuenta nada más llegar que todo el atractivo turístico del pueblo, reside en su disposición en la colina y en el encanto de sus calles.
Por supuesto lo que más sorprende es que en la zona baja de las formaciones rocosas que se abren por el tajo hecho por el rio Guadalporcún la gente ha construido sus casas en una disposición que llaman 'abrigo bajo las rocas' (porque se aprovecha la inercia térmica de las mismas) construyendo casas 'cueva' de forma diferente a la arquitectura subterránea habitual en la que se excava en la roca, aquí lo que se hace es ocupar la misma. Impresionante.
Pero no solo viviendas, también bares y restaurantes destacando dos zonas importantes, las 'cuevas de la sombra', es la calle que veis a continuación donde a todo esto, compramos una miel de producción propia buenísima.
Y las 'cuevas del sol', las que veis ahora a continuación.
En las cuevas del sol hay más bares y restaurantes que en las de la sombra, todos ellos de dos plantas, muy confluidos, con terraza exterior y mucha solera. En el bar La Tasca pedimos las famosas masitas, la versión de hamburguesa de Setenil otro bollo tierno de pan en el que meten varios tipos de preparaciones. Tenéis una excelente guía en la revista Cosas de Comé.
Las más famosas son quizás las de chorizo y salchichón, aunque había de otros tipos. También tapeamos algo más por los alrededores, pedimos unas croquetas caseras y unas berenjenas con queso de cabra y miel. Tuvimos que tomarlas dentro de los bares porque el calor en las terrazas rozaba lo insoportable, y eso que íbamos en mangas de camisa.
Cuando acabamos de tapear por esta zona subimos a la parte alta del pueblo a comer en uno de los bares las migas setenileñas con embutidos propios de la zona. Estaban muy buenas y algo importante, al ser esta zona menos turística, vimos que estaba lleno de locales y en donde se comía estupendamente. Nosotros por haber alternado abajo con las cervezas ya no teníamos muchas más ganas y sólo pedimos las migas.
Al acabar de pasear por el pueblo, os reconocemos que no subimos ni a la Fortaleza Nazarí ni a caminar por más zonas distintas a las que os hemos comentado, nos fuimos para Olvera, otro pueblo típico de la ruta de los pueblos blancos de Cádiz. La localidad de Olvera fue quizás la localidad revelación del día. Pensábamos que iba a ser un pueblo bonito pero con poco que ver, y no, el pueblo nos encantó pintoresco por zonas (barrio de la Villa) y unas vistas espectaculares desde el Castillo Árabe (2€ subir).
También la preciosa e imponente iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, desde donde notamos por primera vez en lo que llevábamos de nuestro viaje algo de fresco serrano. La altitud era considerable, y las vistas también fascinantes.
No nos gustó tanto el Peñón del Sagrado Corazón, al que se accede mediante unas escaleras dispuestas en terrazas con mucha vegetación, al llegar a la cima nos encontramos una estatua del Sagrado Corazón de Jesús y un balcón colgado al vacío desde donde se pueden contemplar unas vistas bastante mas pobres que las del Castillo. Lo malo de esto es que habíamos aparcado en una calle cercana a una pequeña iglesia en frente de este monumento, un funeral popular nos demoró la salida mas o menos una hora por la lenta marcha del coche fúnebre (cosas que pasan).
Llegamos apurados a la última visita del día, Zahara de la Sierra, otro bello pueblo blanco de la ruta en la que destaca el poblado nazarí y tu Torre del homenaje o Castillo, al parecer peor conservado que el de Olvera. Las vistas son quizás las mejores de la zona, vistas que no pudimos contemplar pero que podéis ver aquí. Nos echó para atrás que es casi media hora de subida fuerte pero sí que es cierto que desde allí se contempla muy bien todo el valle y el fantástico embalse Zahara-Castor. En fin, que sin más dilación bebimos algo en un bar y para Ronda que nos fuimos.
Llegamos a Ronda entrada la noche, el hotel al que fuimos nos encantó, se trata de Aire de Ronda, un hotel con sólo tres habitaciones donde destaca su gran acabado, la tranquilidad de sus alrededores, la ubicación (se puede aparcar bien el coche en la calle) y lo bonita que tenía Mariví (la dueña) las habitaciones. Aviso a viajeros, la casa está fenomenal, pero no tiene TV (lo sabíamos) y el wifi es bastante escaso, os lo decimos por si alguien se lleva esta pequeña sorpresa cuando lo reserve. De todas formas muy recomendable.
Mariví nos asesoró muy bien sobre qué ver y donde ir a comer y cenar, le hicimos caso en casi todo, a excepción de algún sitio que ella no nos recomendaba y que a nosotros nos gustó. Qué ciudad tan espectacular, tan asequible y qué calles tan bien cuidadas, cómo era posible que hubieran pasado tantos años sin conocerla.
Uno de los locales que nos recomendó fue el restaurante Almocábar en el barrio de San Francisco, y para allá que fuimos (la foto es del día después). El local estaba lleno, pero nos hicieron hueco en una reserva que era posterior. Las referencias del local en la red eran buenas ya que es cierto que trabajan con buenas materias primas, y eso se veía en las mesas.
Pedimos un vino blanco fresco de la Ronda de las bodegas Morosanto, de lo rico que estaba nos lo zampamos enterito. De entrada el clásico aceite (en este caso con sal negra), pan y unos encurtidos.
Y llegó uno de los mejores platos de todo el viaje, unas simples alcachofas con jamón ibérico y gambas que resultaron ser algo excepcional. Alcachofas frescas muy pequeñas que eran golosinas de lo ricas que estaban, toda una oda a la cocina casera y un plato de ejecución perfecta.
Lola se pidió de segundo un filete de gallo al horno con cebolleta, calabacín, setas, pasas, piñones y langostinos. Rico, aunque el filete de gallo no se vea :)
Yo me pedí un magret de pato con reducción de Pedro Ximénez y arroz blanco. Sin duda el PX le iba muy bien a este magret, pero quizás pusieron demasiada reducción. Puestos a exigir, el arroz que me pusieron sobraba, mejor que busquen otra guarnición más apetitosa. Por lo demás rico.
De postre pedimos un bizcocho con chocolate caliente negro y helado casero de chocolate blanco frío, no nos emocionó, pero no estaba mal. El punto era el contraste de temperaturas, pero mejoraríamos algo la presentación. De todas formas tienen muchos más postres caseros.
Al salir de allí nos fuimos al hotel a descansar, no sin antes parar en el Puente Nuevo a contemplar el Tajo por la noche, qué maravilla. Cuando uno lo ve por primera vez alucina.
A la mañana siguiente pudimos probar el coqueto desayuno que ofició Mariví, excelente todo, con su café de cafetera italiana, alguna mermelada casera, y el té negro que me preparaba era genial. Todo bien excepto que el zumo de naranja fuera envasado, no pegaba en el desayuno tan elegante que nos preparaba. Ya os dijimos en el viaje a Oporto que parece mentira que en Portugal se sirva zumo de naranja natural en los desayunos y aquí no, cuando España es el segundo mayor productor de naranjas del mundo. Tirón de orejas para todos los que no lo pongan, no hay excusas, y si no, yo no lo ofrecería.
Mariví servía algo de fruta fresca por la mañana con yogur. En los dos días que estuvimos probamos caqui con un toque de canela y melón, ambos con yogur fresco.
Los revueltos los preparaba con mucha clase sobre una tostada de pan.
Marchamos con ansia a ver la ciudad, y qué os vamos a decir, maravillosa. En esta ocasión accedimos al casco antiguo de Ronda, conocido como 'ciudad', desde Puente Viejo ¡Menudo día nos hizo de nuevo!
Después de recorrer sus calles y rincones, como la Plaza del Ayuntamiento y la Iglesia de Santa María La Mayor, nos dispusimos a disfrutar de una de las vistas más típicas del Puente Nuevo de Ronda (s.XVIII), famoso en el mundo entero por su grandilocuencia y belleza. Se trata de la vista desde abajo. ¿Cómo se baja? desde la plaza de María Auxiliadora (no dejéis de visitar el Palacio de Mondragón justo al lado). La bajada la llaman 'cuesta del 'cachondeo' y es que la subida se hace algo pesada al principio, luego no tanto, pero sólo por las vistas merece la pena.
Qué sepáis que de este camino principal salen un par de senderos por los que se puede llegar hasta casi tocar la piedra del puente pero esto no lo hicimos. Preferimos admirar la mejor vista panorámica del puente y del Tajo de Ronda desde un balcón natural justo enfrente llamado la 'Puerta de Cristo' a casi los 100 metros de profundidad que tiene este precioso puente.
Al subir cruzamos de nuevo el Puente Nuevo para ir al barrio del Mercadillo, la zona moderna de Ronda, y allí recorrimos el paseo de los ingleses con sus miradores de sus aledaños, cruzamos a la plaza de España y fuimos andando por el paseo por los Jardines de Blas Infante al famoso 'balcón del coño', sí, sí.. así le llaman, balcón que toma popularmente su nombre porque la expresión más habitual al asomarse por él, es esa. Desde allí (dicen) se ven unos atardeceres espectaculares, a nosotros no nos pareció tanto, aunque bello es.
A continuación entramos en la plaza de Toros de Ronda, plaza de toros espectacular. De hecho es una de las plazas de toros más importantes y visitadas del mundo. No somos de toros pero de verdad que merece la pena ver esta maestranza desde dentro, además con un museo taurino y ecuestre impecable donde destacamos curiosamente una sala polivalente y ajena al toreo donde explican las armas, técnicas, códigos deontológicos y normativas concretas de aquellos duelos de honor absurdos que acontecían a partir del s. XVI. Interesante lo locos que estábamos.
Al salir, fuimos sin más demora al restaurante Pedro Romero (en frente de Plaza de Toros) a comer su especialidad, el famoso rabo de toro, que en verdad es de añojo como siempre. Mi hermano y mi cuñada ya estuvieron allí hace unos 4 años y les gustó bastante, nos recomendaron ir.
Dentro salones acondicionados acorde a la temática taurina, atención exquisita y una carta bastante decente.
Hay que decir que el pan de trigo y centeno era excelente.
Pedimos para abrir boca unas migas rondeñas, correctas.
Media de croquetas de puchero, a mí no me gustaron mucho, les faltaba cremosidad.
Lola se pidió un salmón con costra de parmesano, muy bien hecho y agradable a la vista.
Y para mí el rabo o cola de toro, excelente, y no es por nada, pero es muy parecido al que hacemos en casa :), salsa untuosa y muy sabrosa, la carne con un gran sabor, en fin un gran plato. Como único contra es que debe de ser que cada año ponen menos cantidad, algo que para el precio (19€) se nos antoja excesivo cuando todos sabemos a cuanto está el kilo de rabo de añojo. Mirar la foto de este 2013 y la del 2009.
De todas formas si no soléis preparar este plato o sois fuera de España pedirlo, es bastante fiel a la receta tradicional y efectivamente lo hacen muy bueno.
A la salida fuimos dando un paseo hacia los baños árabes, el calor apretaba, y de verdad, a veces resultaba ser agobiante. A cada esquina iglesias y edificios muy pintorescos, como esta Plaza del Socorro muy bien ambientada y con tiendas y puestos interesantes.
Aquí la famosa fuente de los 8 caños, aunque no se vean los caños ;), muy cerca de nuestro hotel.
Los baños árabes de Ronda son de los mejores conservados del mundo, de hecho al entrar dentro y con el sonido ambiental que ponen por megafonía, te transportas en cierto modo a aquella época. La proyección que ponen en una sala explica a la perfección como los árabes disfrutaban de un baño termal que ya quisieran muchos spas contemporáneos, el hipocausto y como eran las salas calientes y frías. Una pasada.
Al salir de los baños, fuimos a por el coche para ir a ver el pueblo pitufo de Júzcar (Málaga). Y os preguntaréis, ¿qué es esto del pueblo pitufo? pues es curioso, en junio de 2011 se produce el estreno mundial de la película de Los Pitufos y una agencia de publicidad madrileña tuvo la genial idea de elegir un pueblo y pintar de azul todas las casas para promocionar la película. Se lo propuso a Júzcar por el clima, la cercanía a Ronda (uno de los puntos más turísticos de Andalucía) y por la gran cantidad de setas y parajes alucinantes que hay a su alrededor. El pueblo dijo que sí.
Y qué bien qué hizo. La noticia de que el pueblo se pintara de azul trascendió a los medios de comunicación de medio mundo, de hecho pasó de tener unas miles de visitas al año a tener cientos de miles (300.000 el año pasado). Transcurrido aquel estreno, y en el mismo 2011, los juzcareños entraron en una consulta popular para decidir si prorrogar la pintura de sus fachadas en color azul, y dijeron que sí al haber encontrado claras ventajas económicas. Podéis ver más fotos aquí.
A la vuelta a Ronda, ojo que en ir son unos 40 minutos porque vas por montañas, aparcamos y nos fuimos raudos a los miradores de Blas Infante para ver ese atardecer. Luego fuimos a la famosa calle La Bola, la calle más comercial de Ronda, a ver el ambiente y las tiendas de esta ciudad.
A eso de las 20:30 nos fuimos a tapear a un pequeño local llamado Entre Vinos (C/ Pozo), un local que nos recomendó Mariví y que rinde un gran homenaje al vino de la zona. Está regentado por dos muchachos muy jóvenes el cual ofrece los mejores vinos locales por copeo o botellas, a precios muy ajustados. El local no podía ser más agradable y tentador.
Empezamos con un rico RV Blanco y Blanco Cloe (chardonnay) ambos frescos, alguno más afrutado que otro, pero ambos ricos. Quizás algo más original el Cloe.
Pedimos para empezar una tosta de bacalao ahumado con porra, muy rica.
Luego unos fideos negros con chipirón y alioli, os lo recomendamos.
Seguimos con un par de tintos coupage, Aguilares y Niño Leon, también afrutados y jóvenes, mejor el primero quizás, pero no sabemos deciros. Ambos nos gustaron para este picoteo informal y más con el queso curado que pedimos de la zona (tremendo), nos dijeron su nombre pero no nos acordamos.
Para seguir pedimos un serranito que pedía todo el mundo. Muy agradable.
Luego una tosta de roquefort, jamón y reducción de vino dulce. A mí lo que menos me gustó.
Luego la 'mini' hamburguesa de la casa con foie fresco, muy rica, quizás de lo mejor de la velada junto con el queso.
No quisimos pedir nada más porque luego venia la segunda parte, el Tragatapas, uno de los buques insignia en el tapeo de la zona, y eso que curiosamente la gente de allí no lo recomienda. En nuestra opinión, creemos que se equivocan, no es tan caro como dicen y el pequeño tapeo que pedimos estuvo más que bien. Es otro concepto de cocina.
Empezamos con una tapa de Ensaladilla 'Can Raimi' con regañás, quizás de las mejores que hemos comido en un tiempo fuera de casa. Extraordinaria.
Luego un taco de Salmón marinado a la vainilla con lima y yogur de huevas, excelente sabor y textura perfecta.
A continuación un parmentier de cerdo ibérico con aceite de trufa blanca muy agradable, aunque si os somos sinceros yo personalmente hubiera pedido en vez del parmentier unas manitas de cerdo al curry rojo pero como venían 4 y era un plato contundente, sin ayuda imposible (a Lola no le gustan), así que pedimos éste y me lo perdí :(.
Por último pedimos un riquísimo Mollete-coca de roastbeef con rúcula y queso payoyo, original sin duda, nos gustó mucho.
Y ya no podíamos más. De vinos probamos el famoso Chinchilla de Ronda, rico.
De postre nos lanzamos a un ganaché tierna de chocolate con cremoso de caramelo y jengibre el cuál nos gustó bastante.
Lo que está claro es que no hay que ser muy rígidos con lo que nos recomiendan los demás, y nos incluimos nosotros ojo, hay que ir a los sitios, probarlos y que cada uno saque sus propias conclusiones. Además en estos sitios de amplias cartas la experiencia puede cambiar mucho de unos platos a otros. La opinión de los demás es a veces demasiado parcial y subjetiva, y con esto cuidado. En definitiva un sitio para volver, eso sí no vayáis al baño, mejor hacerlo en el hotel, no sabemos si sería por ser ultima hora, pero no estaba a la altura.
Continua en Viaje por Andalucía, Sierra de Cádiz, Sierra de Aracena y vuelta al pueblo (2ª parte).
Salud.
13 comentarios:
**** A T E N C I O N S I D E J A S U N C O M E N T A R I O ****
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Perdonad las molestias.
Menuda publicación!! llevo más de 20 minutos leyendo y mirando las fotos.. mira que sois exhaustivos y detallistas..Un gran viaje, algunas localidades las conozco como Ronda o Antequera otras no, pero casi casi puedo decir que es como si las conociera un poquito, nos habeis servido de ojos y de guias perfectos.. me encanta !! gracias!!
ResponderEliminarMaaadre de Dios.... que dura es la vida (jeje..)
ResponderEliminarEn serio, vaya escapadita gastronómica más chula que habéis hecho y qué bien coméis chicos, vaya pintón tiene todo, me llama la atención el flamenquín gigante, menudas sartenes deben de tener para freír eso! y esas migas rondeñas y setenileñas, que ricas, ñam! ahora mismo se me antoja una tapita. :)
Esperando la segunda parte....
Un abrazo.
Qué bonita es toda esa zona :)
ResponderEliminarMi madre es de Granada y bajamos a menudo :)
Qué ganas de coger el coche y ponernos en camino para visitar esa zona que no conocemos más que de pasada. me encanta leer estos post vuestros tan detallados y tan útiles para planificar unas vacaciones.
ResponderEliminarUn besico.
Que maravilla de reportaje, y que fotos tan bonitas habéis hecho. Ya estoy esperando la 2ª .
ResponderEliminarSaludos
Rosa.
Impresionante!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una zona preciosa, dos años viviendo en Ronda y por mi hubiera estado otros cuantos más. En los baños árabes no se si conocistéis a un amigo, Jorge que atiende a los turistas y en Olvera también hemos pasado buenos ratos.
ResponderEliminarSaludos
Es una viaje precioso, la Sierra de Grazalema es la zona mas lluviosa de España, precisamente lo leí el otro día. Es donde más agua se recoge por metro cuadrado. La ruta de los pueblos blancos es para hacerlo con calma, sus alrededores y su vegetación, es deslumbrante, Y su queso Payoyo, una delicia.
ResponderEliminarSeguid viajando y seguid contándolo!!!
Me encanta viajar con vosotros....jejej, gracias por incluirnos en vuestra mesa, es un placer compartir éstas experiencias
ResponderEliminarUn besito!
Fantástico paseo...y ahora me voy, que ya se me ha hecho tarde, si es que cuando encuentro el hueco, entro en vuestro blog y me veo todas las últimas entradas del tirón y hoy con los viajes me he emocionado y he perdido la noción del tiempo.
ResponderEliminarGracias por compartir con todos estas experiencias.
acabo de descubrir tu blog! muchas gracias por tus consejos, como tengo que ir a andalucìa en abril necesito muchas informaciones! saludos desde italia!
ResponderEliminarPrecioso reportaje. Soy de Antequera y reconozco en vuestras fotos algunos de sus rincones bellísimos. Archidona muy recomendable y con unos molletes ciertamente ricos. Preciosa Ronda. Maravillosos los pueblos de Cádiz. Un solo pero... los molletes que aparecen en vuestra foto son los comerciales. Espero que pudierais probar los tradicionales, los que están elaborados a mano en horno de leña, no tienen nada que ver con esos bollos demasiado esponjosos y sin aroma que ahora venden en todas las superficies.
ResponderEliminarUn saludo desde Málaga
Decir que recientemente tuve la ocasión de poder visitar Antequera y comer en el restaurante ' Arte de Cozina'. Todo un acierto. Una vez más vuestros consejos no me han defraudado sino todo lo contrario. Un sitio para recomendar. No soy muy dada a escribir pero no podía dejar de agradecéroslo. Seguid así con vuestro magnífico blog, me encanta.
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