Qué rápido pasa lo bueno ¿verdad?, eso es exactamente lo que pensamos todos los que volvemos de vacaciones, tan pronto te veías embarcado en un mes de vacaciones como de repente te ves de regreso a tu lugar de trabajo, el sitio donde pasamos el resto del año y que así sea por muchos años :). Pero es que este verano ha sido si cabe mucho más especial que los anteriores, y como bien dicen algunos, cuanto mejor te lo pasas, más rápido se pasa el tiempo. No os vamos a contar el verano al detalle porque nos daría para tropecientas entradas convirtiendo las mismas en un ladrillo pesadísimo, y ahondaremos en el tema comida y en lo que a día de hoy consideramos lo más especial de estas últimas vacaciones, y es que hemos conocido por fin a blogueros que seguimos y admiramos. Vamos a ello.


Nuestro verano empezó en La Mata (Alicante) donde pasamos unos días con la familia de Lola la mar de tranquilos. Allí disfrutamos de sus magníficas playas, largos paseos, días con una estupenda temperatura, noches frescas y nuestra sobrina Adriana como la autentica protagonista. Cómo disfrutan los niños en verano, es envidiable, nos cambiábamos por ellos sin pestañear.


Durante estos días en La Mata tuvimos ocasión de probar los primeros tomates de verano, unos tomates de la variedad muchamiel autóctonos de la zona con un sabor formidable, y nos quedamos cortos. Grandes, carnosos, fragantes y con ese sabor perseguido a tomate puro de verano.


También volvimos a adquirir los productos que más nos gustan y que venden allí, los garbanzos de La Fuensantica, nuestro mix favorito de ensaladas y algún que otra chorradilla que ya os contaremos en otros posts. También tuvimos la oportunidad de ir de nuevo a comer a algunos de nuestros sitios favoritos, destacando como siempre el entrañable Bar Martin, platos variados pero que entre ellos destaca sin duda el pollo asado que hacen, como si estuviera hecho en casa. También sirven arroces para todos los gustos, esta vez pedimos el arroz a banda, el favorito de nuestra sobrina, hay que reconocer que no son los mejores arroces de la provincia pero están más que aceptables.


Aquellos primeros días de nuestro verano pasaron muy rápido, y en un abrir y cerrar de ojos nos plantificamos en nuestra querida Almuñécar (Granada). Como muchos de vosotros sabéis tierra añorada por mí, y que por suerte nos esperaban de nuevo unas temperaturas excelentes, un agua de mar bastante buena para el mes, la cual algunos días llegó a rozar los 23 grados y además sin medusas, que no es poco. Cada vez que nos acordamos de aquel primer día recién llegados... veinte días teníamos por delante, y esto no ocurre todos los años ¡Qué ganas de disfrutar de Almuñécar!


Pues los primeros días los pasamos con nuestros amigos Gabriel, Verónica y familia, entre ellos mi ahijado Carlos y su hermanito Andrés ¡qué guapos están!, pasamos días tranquilos en su casa y alrededores, con los niños tan chicos pocos planes podíamos hacer.

Cuando se marcharon para Granada a trabajar, nos dispusimos a quedar con la primera gastrobloguera de las vacaciones, nos referimos a Lidia de la O del blog Atrapada en mi cocina. Quedamos con ella y su marido Heri en Salobreña, su tierra, y nos citaron en la playa para probar el pulpo Salobreña, un exquisito pulpo que sirven en el famoso chiringuito El Campano (Paseo Maritimo) y cuya preparación más o menos aproximada la podéis ver pinchando en el enlace que os mostramos y que extraemos del propio blog de Lidia. El pulpo os podréis imaginar que es una pasada, tiernísimo, con una salsa apimentonada de 10 y del que nunca os podéis cansar. Ellos majísimos, como no podía ser de otra manera, eran como nos la imaginábamos, super abiertos, atentos y en definitiva un encanto.


Después de unas cuantas cervezas en este restaurante frente al mar, Lidia y Heri nos llevaron a otro emblemático lugar de culto gastronómico del paseo que no andaba muy lejos, el Restaurante Los Faroles (Paseo Marítimo) y nos llevaron allí para degustar la famosa quisquilla de Salobreña.


Antes de probarla y con la bebida nos sirvieron una tapa de rejos de pota o patas, una preparación que se sirve mucho por allí abajo y que a mí personalmente me encanta. Os pongo la foto porque probándolas empecé a encontrarme en este litoral de verdad :)


Y llegaron las quisquillas, género de mucha calidad seleccionado por el propio restaurante, decapitadas una a una y en un rebozado super ligero y nada grasiento. Sencillamente espectaculares, uno de esos bocados dignos para recordar y que sin duda os vamos a recomendar. El precio no llega a 15€.


Por último pedimos una ración más, jibia rebozada, frescura absoluta, sin duda, pero sinceramente, eran platos abundantes y ya no podíamos más.


Antes de irnos Fran, el dueño de Los Faroles, nos invitó a un vasito de ron que prepara él mismo y que sólo sirve a los amigos, ese trago pudo parecer insignificante pero destapó en mí la caja de los truenos ya que por culpa de este simple chupito, y por supuesto de la conversación que tuvimos del mundo del ron, dentro de poco, y gracias a Lidia y Heri, os vamos a mostrar a hacer ron en vuestra propia casa ¡sí, lo que leéis! tened paciencia que estamos recién llegados, pero en breve nos pondremos con ello.


Al despedirnos de Fran, llegaron los hijos de Lidia y Heri (si nos estás leyendo, ¡un beso Laura!) y con ellos nos fuimos a tomar el postre justo al lado, a otro emblemático de la zona dónde los haya, la Heladería Ruiz. Allí nos tomamos su famosa leche rizada y un mítico heladito de fresa y nata que llaman Napolitano y que está de miedo. Llevan 40 años haciendo estas maravillas y el éxito es arrollador, de hecho por la noche hay colas. Ambas preparaciones nos encantaron.


Nos despedimos de ellos hasta dentro de unos días y otra sorpresa llegó antes de irnos, Heri nos trajo una caja de verdura de su padre, la verdad es que no teníamos palabras para agradecérselo. Nos regalaron unas pocas de las últimas fresas de la temporada (exquisitas), berenjenas, cebollones, pimientos verdes, limones y tomates. Como nos gustó, de verdad ¡nos encantó!


Luego tocaba chapuzón en la playa cerca del peñón, qué buena estaba el agua, pasamos sin duda un final de tarde fantástico ¡Gracias chicos por aquella tarde tan especial!


Los siguientes días en Almuñécar transcurrían con total calma y tranquilidad, compaginando las comidas en casa y comidas fuera de ella, compaginando paseos al lado del mar por la mañana con los de tarde por el centro, como en éste que os mostramos donde descubrimos la heladería de Mari Trini, ya os hemos dicho en otras ocasiones que para nosotros es la mejor pastelería de todo Almuñécar. Su nombre es heladería Amarena  y está en Plaza de la Rosa, aunque su situación es más conocida como plaza del Choco.


La heladería lleva un año, pero como el año pasado no fuimos por allí, no la conocíamos. El helado de chocolate belga estaba normal, pero el que se pidió Lola que era de praliné con crema quemada era absolutamente fantástico, sin duda, el mejor helado del verano.


Al atardecer, y ya que estábamos por allí nos fuimos de tapeo, empezamos por uno de los míticos lugares de cañeo de Almuñécar, y que Lola no conocía, el bar Los Pajaritos. Desde luego ya no es lo que era, había fuera cuatro gatos tomando algún botellín, pero es cierto que conserva todo el encanto de antaño. Hace unos 30 años era uno de los puntos de reunión de cientos de locales y veraneantes y aquella cuesta se ponía intransitable bebiendo cervezas. Una pena porque ya no sirven Alhambra, y éste creo que fue el lugar donde recibí el bautismo en esta bebida, que a todo esto, la recordaba mucho peor que ahora.


Aquí nos tomamos una tapa y acabamos yendo al Mesón Gala, dónde de tapa nos sirvieron su clásica ensaladilla hecha como puré (muy típica por el sur) y unos tacos de magro de cerdo a la nata y azafrán. Luego ya hicimos pereza, y nos quedamos allí pidiendo unas raciones.


La primera un Salmorejo, aceptable y bien fresquito.


Luego un Calamar plancha muy bueno, incluidas sus guarniciones. Pagamos y nos fuimos a casa dando un paseo, teníamos un largo trecho pero nos apetecía.


Al día siguiente tocaba conocer a otra bloguera a la que tenemos un cariño muy grande, por como es virtual y presencialmente y por lo bien que cuenta todo lo que le pasa en su blog, además, ella lo sabe, son nuestros ojos en Almuñécar y sólo por eso es alguien  muy especial para mí. Nos referimos efectivamente a Helena del Valle, del blog Mi Puchero la cuál vino con su marido Luis al que conocíamos por alguna foto. Para este esperado encuentro nos citaron en el restaurante Reina Sofia de Almuñécar (Paseo Reina Sofia, 8) cocina de autor elaborada por el joven chef Miguel F. Castilla.


Tras las presentaciones y una charla fantástica entre los cuatro, nos dispusimos a degustar lo que Miguel nos había preparado para esta reunión. Empezamos con un plato que evidentemente hacía un guiño a la gastronomía local más arraigada, unas Láminas de berenjena con miel de caña y queso fresco servido individualmente.


Luego al centro dispuso de una Migas crujientes con aguacate y mozzarella aderezadas con albahaca y aceite de Otivar.


Seguimos también al centro un Foie micuit con compota de mango y tacos de membrillo. Muy buenos los contrastes.


Luego un delicioso bacalao con reducción al PX, verduritas, mayonesa de soja, para nosotros el mejor plato de la velada.


Y por último una ternera en su jugo de carne y verduras con parmentier invertido. Muy tierna y con gran sabor. Nuestras felicitaciones.


Para terminar el postre, un original sashimi de mango con arroz con leche, polvo de Oreo y oro. Perdonad  la foto pero entre los prolegómenos, charlas y fotos, se nos derritió un poco. Pero vamos, estaba muy rico.


Para beber pedimos vinos de la tierra, el omnipresente Calvente blanco de Moscatel y un tinto de la misma bodega llamado Castillejos, el primero infinitamente mejor que el segundo, pero estaba claro que había que probarlo.


Después de tomar una copa sentados en la terraza y charlar con Miguel un buen rato sobre el menú y sus planes futuros, nos dirigimos al centro del pueblo a tomar una última, Helena y Luis nos llevaron a un local que no conocía y que nos encantó. Hablamos de El Convento, en la Plaza de la Victoria, se trata de un pub-galería de arte construido sobre un antiguo convento habilitado para convertirlo en esta estancia maravillosa. El lugar era precioso y muy romántico, allí nos tomamos con ellos unas copichuelas y un mojito francamente bueno.


Aquí lo que os decíamos, la pequeña exposición de arte que había actualmente y que Luis, como artista que es, nos estuvo explicando por encima.



Aquí una instantánea de la parte de arriba.


Al día siguiente nos levantamos y nos dirigimos a las bodegas de Ron Montero, en Motril, pero la visita la dejaremos para otra entrada. Después fuimos a una de las calas de Almuñécar donde de pequeños íbamos a bucear y a disfrutar de un paraje que por aquel entonces era tan cercano a casa como salvaje. Nos referimos a playa de Cabria. Nada más llegar plantamos la sombrilla y nos fuimos a comer al Mesón Antonio, el mesón más antiguo de esa playa (años 70) y para nosotros el mejor.


Allí degustamos tres platos, primeramente una ensalada tropical que estaba realmente buena (todo cien por cien fresco), aunque os vamos a decir una cosa, si vais con más hambre y os apetece probar algo distinto a lo habitual en esta costa, podéis pedir un cóctel de gambas. Yo siempre lo pedía de chaval cuando iba con mis padres y estaba muy bueno, vimos que seguían sacando alguno a algunas mesas. Ahora bien, es grande, igual lo suyo es compartirlo.


Luego pedimos unas sardinas, exquisitas.


Y por último pedimos el clásico arroz mixto de este sitio. No es lógicamente el mejor arroz que uno se pueda comer, pero para mí es uno de los más entrañables de este litoral. Si no lo llevamos pidiendo 25 años no llevamos haciéndolo ninguno, y bate en sabor y oficio a muchos de los que sirven por ahí y que además se vanaglorian de hacerlo bien. Sirven además una buena cantidad de arroz a un precio muy moderado.


Nos gustó ese momento cerveza San Miguel fresca que ya probamos en casa de mi cuñada antes de irnos de vacaciones, y que en la playa entraba muy bien. Ya sabéis que intentan competir con la Coronita, y la verdad, no lo han hecho nada mal.


Después de comer fuimos de nuevo a la playa, y bueno, qué agua, qué limpia, qué balsa, qué temperatura, quizás fuera el mejor día de playa de todo el verano. Meterte aquí con unas gafas es seguir soñando que Almuñécar todavía posee algo de vida marina en los fondos de sus playas. Si queréis practicar snorkel esta playa es ideal, como la colindante a su izquierda, el Curumbico. Bueno, y si os animáis también las siguientes hacia Salobreña.


Y por fin llegó el gran día, después de conocer a Lidia y a Helena, quedamos todos juntos en Nerja para cenar con Begoña Fernandez Villarán (Las Recetas de Marichu y las mías) y familia. Sabéis que Begoña tiene para nosotros uno de los mejores blogs de este país, y desvirtualizarla era todo un reencuentro con muchos años de cocina, recetas y recuerdos. Y es que además de conocerla a ella por fin, conocimos a sus hermanas Ana, Alicia y Paloma, que teníamos también muchas ganas de conocer.

Pero aquí no acababan las emociones, no esperábamos que ese mismo día también fueramos a conocer a Ana María de Cocinando entre Olivos, a Ana Ruiz de Cocina con Ana y a Lola de Almería del blog Ajoblanco. Era una sorpresa y la verdad me quedé noqueado al verlas. ¡Qué ilusión! Todas encantadoras, y bueno, como si nos conociéramos de siempre, la verdad es que fue un grandísimo detalle que se acercaran a vernos, incluidas algunas parejas ojo, porque vinieron hasta de Almería para esta cita bloguera, un detalle que les agradecemos enormemente y que jamás olvidaremos.

Pues bien, el sitio elegido era el Mesón Antonio (C/Diputación provincial, 18) en Nerja, local que ya nos recomendó Begoña hace años, y que mi hermano y mi cuñada tuvieron oportunidad de conocer y opinaron exactamente lo mismo. Empezamos por un poco de jamón.


Luego una completa ensalada tropical.


Unas riquísimas gambas de Málaga, totalmente recomendables, una delicia.


Y acabamos con el famoso San Jacobo, un gran emparedado nada grasiento y perfectamente rebozado, el cuál resultó ser muy jugoso. Nos quedamos encantados con él y es que de hecho teníamos muchas ganas de probarlo. La carne es de ternera, para que lo sepáis. Muy recomendable.


Nos quedamos con las ganas de probar el lenguado de Nerja, plato que se pidieron algunos comensales y que tenía una pinta fantástica. Habrá que volver pronto para pedirlo porque todos dijeron que estaba buenísimo y el olor y aspecto lo delataban.


Antes de salir del restaurante Lidia trajo un nuevo licor de Chirimoya que se está produciendo en Salobreña para que así pudiéramos probarlo todos, se trata del licor Chiry el cuál nos lo guardaron bien frío en la nevera del restaurante y nos lo pudimos servir de postre. Aquí unas fotos de la botella y los chupitos.


Luego fuimos a tomarnos una copilla en un local, allí hablamos largo y tendido del mundo de los blogs y nos reímos un montón con todos, y al acabar nos hicimos unas fotos cerca del Balcón de Europa y nos fuimos a casa con un muy buen sabor de boca. Tanto Lola, como Ana Ruiz y Ana María nos parecieron también como esperábamos, un encanto de mujeres. Nos hubiera gustado hablar algo más con Ana Ruiz, pero por la disposición en la mesa del restaurante como luego en la terraza del local, no pudimos hablar apenas con ella (hay que solucionarlo en la siguiente ocasión, Ana). De todas formas nos repetiremos hasta la saciedad, gracias de corazón a todas por venir a conocernos, el esfuerzo lo valoramos muchísimo y que sepáis que pasamos una noche ¡inolvidable!

A la mañana siguiente no parábamos de hablar de lo mismo, de la reunión, de lo encantados que quedamos con la sorpresa, de la ilusión que nos hizo conocer a todas. Ainsss conversaciones en esos desayunos en la terraza del apartamento ¡cómo los echamos de menos!


La gran Lola de Almería nos regaló un bote de ajoblanco almeriense hecho por ella misma. Este ajoblanco es una porra espesa que se toma con pescado, o untada en pan y a diferencia del malagueño es más fuerte y denso. Se trata de una receta de su propia abuela que tiene en su blog.

Pues bien lo preparamos al día siguiente en casa para comer, acompañado de unas uvas blancas para intentar rebajar la potencia de la porra, añadido que no se suele utilizar en este plato pero que aún así, no se rebajaba ¡ni para atrás! :). Estaba muy fuerte y eso que Lola nos lo advirtió, con los días la probamos rebajada con agua y hielo y mejor, nos encanta su sabor bastante vinagroso y como no el detalle ¡Eres un sol Lola!


Los días posteriores fueron ya sin tantos sobresaltos y de tranquilidad absoluta, playa y de nuevo con nuestros amigos que bajaban a vernos los fines de semana. Recordamos antes de verles la mañana que pasamos en la playa Calabajío, cala que como sabéis da nombre a nuestro blog y que como ya os hemos dicho en otras ocasiones, ya no es lo que era. El caso es que estuvimos muy tranquilos disfrutando del sol y el mar, creo que todo lo contrario a un sábado o domingo de agosto.


Uno de los siguientes días fuimos a comer al restaurante Antiguo Mesón Cabrera (Playa Velilla, 5). Lo teníamos pendiente desde la pasada primavera, cuando tuvimos ocasión de hojear su carta un día que estuvimos allí tapeando.


Para empezar pedimos su salmorejo almuñequero, jamón ibérico y moluscos, nos apetece siempre este plato pero queríamos intentar dar por fin con un salmorejo que nos encantara y éste ha sido sin duda el mejor del verano fuera de casa.


Seguimos con unos ricos filetes de boquerones con su pipirrana, riquísimos sin duda, y fritos en aceite limpio.


De segundo plato pedimos un secreto de cerdo a baja temperatura, su jugo y cremoso de tubérculos. Tierno y de verdad que exquisito, me sorprendió.


Y Lola se pidió el bacalao al Club Ranero, muy rico también y otro acierto.


Para acompañar estos platos una fuente de patatas fritas muy bien fritas y perfectas de tamaño ¡qué ricas!


De postre pedimos un rico Pastelito de Idiazabal, helado de chocolate blanco y membrillo, muy rico, pero si sólo vais a venir por aquí una vez os recomendamos pedir 'el potito',  un postre que el hijo del dueño y fundador, Rubén Cabrera, ha hecho en homenaje al cocinero Alvaro Arriaga, con el que trabajó durante un tiempo. Nosotros no lo pedimos porque ya tuvimos ocasión de probarlo de manos de Alvaro.


Por la tarde nos fuimos a descansar y luego a dar una vuelta por el centro del pueblo, quedando a última hora con Helena y Luis para hablar con Pilar Fajardo, coordinadora de la denominación de origen de la Chirimoya, sobre la pulpa de chirimoya que están vendiendo de un tiempo a aquí. Quedamos en la heladería Daniel donde Jose Muñoz, responsable de esta heladería sita en la Avenida de Europa frente al parque del Majuelo, nos invitó a probar algunos de los helados que estaba elaborando mientas Pilar nos contaba los proyectos que la denominación tenía en marcha y los proyectos futuros. Gracias Pilar, por venir a contarnos cosillas sobre los productos subtropicales y sobre esa pulpa que ya tenemos en casa.


Para acabar la cita Jose nos invitó a probar su cóctel de chirimoya, cóctel que presentó en la reciente primera edición de Gastroalmuñécar2013 y que nos gustó bastante. Aquí podéis ver las tres capas que presenta el helado para hacerlo más visual, una primera de ron El Mondero, ron que hacen desde hace algunos años en Salobreña, en medio un cremoso helado de chrimoya (fantástico) y por último un granizado que estaba realmente conseguido.

Luego y en las despedidas, Jose nos dejó probar el helado de higo chumbo el cuál me pareció increíblemente logrado ¡mucha suerte con los mismos!



Al finalizar nos despedimos de Helena y Luis hasta otra ocasión que fuéramos por Almuñécar, sólo tenemos que decir de ellos buenas palabras, grandes personas que nos han tratado fenomenal y a las que les mandamos un beso muy fuerte.

Los días pasaban rápido que se las pelaba, pero llegó el día de conocer a la última bloguera que hemos tenido el placer de conocer este verano. Se trataba de una persona muy especial que nada tiene que ver con Andalucía, Maria José del blog Pasen y Degusten, ex compañera del proyecto Open Kitchen y una cocinera a la que también admiramos profundamente. Begoña se encargó de cerrar el encuentro ya que Maria José y familia querían venir por Nerja para conocerse y ver los escenarios naturales de una de las series de televisión que a ella le marcó completamente, hablamos de la famosísima serie Verano Azul.


Lola y yo llegamos temprano para disfrutar de la playa en una cala colindante a Burriana que no conocíamos, la cala Carabeillo, podréis ver que hizo un día de playa fantástico. Después, el encuentro con ella, os lo podéis imaginar, fantástico, Maria José y su familia encantadores, ella super risueña y una mujer sencilla, era realmente como pensábamos y por lo que nos gusta.

Nos fuimos a comer a la playa de Burriana, dónde Begoña nos llevó a comer al Chiringuito Ayo, el mítico chiringuito que también dio de comer arroz en su día a los protagonistas de la serie ya en los 80. Luego nos enrolamos en una larga conversación con Begoña, Maria José y su marido. Nos encantó aquella sobremesa en la que compartimos muchos puntos de vista y que culminamos con una visita a uno de los supermercados de productos foráneos más impresionante que hayamos visto jamás. Nos referimos a Supermercaodos Iranzo en Nerja.


Para acabar la jornada fuimos a casa de Begoña a despedirnos de las hermanas, y también de Maria José y su familia. Por cierto, tenemos que decir que sus hijos tuvieron una paciencia de santo oyéndonos hablar de cocina en el chiringuito porque ¡tela!

Nos dio mucha pena dejar todo aquello, tenemos que decir que la familia Fernández Villarán nos trataron como a reyes, perdón, que más quisieran los reyes nos fuimos de allí recordando todos los momentos que pasamos juntos tanto ese día como en el anterior. De Begoña que os podemos decir si ya la seguís, una persona generosa, simpática, sincera, buena persona y mejor cocinera, y su familia adorable, sin excepción y como no podía ser menos. Le agradecemos todo lo acontecido de corazón.

Pues las vacaciones en Almuñécar se estaban acabando, y las mañanas de playa y paseos por la tarde noche por el centro era nuestra manera de evadirnos de la idea de pensar en la vuelta. En estos últimos días en Almuñécar aprovechamos para visitar otro restaurante que nos quedaba por conocer y del que todo el mundo habla muy bien, hablamos del legendario Mar de plata.


El restaurante lo conocíamos de oídas, pero nunca habíamos ido a comer. Está situado en la playa de San Cristobal, en frente del nuevo Mercadona, y su especialidad es sin duda el pescado, aunque tenéis una carta relativamente variada.


Nos habíamos propuesto que la cena no fuera muy copiosa, pero al final lo fue. Primeramente pedimos una ensalada de aguacate bastante buena, sí, nos encantan las ensaladas como entrantes. Esta ensalada tenía un picadillo bastante agradable.


Luego pedimos quizás uno de los mejores mejillones que nos hayamos comido después de aquellos que nos comimos en Galicia en el Bar Trafalgar, impresionantes. Los tenían fuera de carta y nos encantaron. Los comimos a la marinera, aunque nos dieron pie a cocinarlos al vapor, el plato os tengo que reconocer que me recordó a aquel que nos comíamos en el extinto SteackHouse Argentina de playa Velilla hará más de 15 años.


Y por si no teníamos bastante, pedimos un pargo de 800gr a la espalda y sin aliño ninguno. Y caray, el bocado excepcional, un pescado fresquísimo y riquísimo de sabor y textura. Salimos rodando, eso sí, pero disfrutamos de lo lindo, todo sea dicho.


Los postres no son el fuerte de este local, al menos para nosotros, ya desde la carta se intuye. Esta crema catalana era muy floja.


Los días pasaban y nos quedaba una última cita con Lidia de la O y su marido en Salobreña, fue por la tarde-noche y en un restaurante que nos querían enseñar, se trata de La Traviesa (C/Antequera, 4), un lujazo de restaurante-mirador situado a orillas del castillo. De todas formas antes, y justo antes de anochecer, nos dieron un paseo por el casco antiguo de Salobreña y disfrutamos de las vistas excepcionales que hay desde este municipio tan pintoresco y conocido dentro y fuera de la provincia.


De todas formas la llegada al restaurante no se hizo esperar, al entrar nos sentaron frente al mirador y de fondo ¡chas! música jazz en directo, imaginaros el ambiente, de verdad que digno de visitar.


Comenzamos la velada con unas cervezas y unos acertados crudités.


Continuamos con un plato que nos encandiló y que aunque ya le vimos en su momento en el blog de Lidia, ¡no nos acordábamos! Se trata del pastel de verduras, pastel que vamos a hacer en breve en casa porque sinceramente, nos pareció excelso.


Luego pedimos una ensalada de queso gorgonzola con vinagreta especial de la casa.


Continuamos con un curry verde de langostinos a la tailandesa.


Pedimos también solomillo de atún con aguacate y cuscus de jengibre y limón.


Por último rabo de toro de la casa, ya sabéis la gran devoción de tengo por este plato. En este sitio lo hacen muy rico.


De postre el tiramisú de la casa.


Y la panacotta, mejor el primero.


Nos encantó el sitio, las vistas y por supuesto la compañía de Lidia y Heriberto que también se han portado con nosotros de maravilla. Ambos son unas buenísimas personas que nos han hecho disfrutar de una Salobreña que por desgracia es todavía bastante desconocida por nosotros.De verdad, muchas gracias por todo chicos, ha sido un verdadero placer.

Los últimos días con nuestros amigos de siempre en Almuñécar, una tarde de playa, una cena despedida, planes para el nuevo año y un hasta luego a ellos y a todo este marco incomparable. Nos llevamos unos recuerdos mágicos de estos días, intuíamos desde que salimos de Madrid que este verano iba a ser diferente, y así ha sido. Algunos habréis visto que os hemos estado informando del mismo por las redes sociales, esperamos sinceramente no haberos aburrido con tanta foto y reportaje por móvil, pero es que hemos disfrutado un montón haciéndolo y viviéndolo.

Salud.