Hace unas semanas visitamos el bistró peruano Tanta situado en la Plaza de Perú, 1 (Madrid), una ubicación perfecta para un restaurante peruano. Lo descubrimos porque Raquel, la hermana de Lola, trabaja muy cerca de allí y tras una recomendación de un compañero suyo que es peruano, una avanzadilla de amigos fuimos a probar la cocina de estos fogones propiedad del popular chef limeño Gastón Acurio, el cuál abrió sus puertas hace más de dos años después del gran éxito obtenido con el conocido restaurante Astrid & Gaston. La verdad es que la experiencia fue bastante grata y salimos muy satisfechos de la cocina y del local.


Y es que el local es moderno y muy acogedor, con una amplia barra en la entrada (zona bar), donde se pueden tomar algunos picoteos fuera de la carta del restaurante, piscos, cervezas o refrescos, y finaliza en un amplio salón donde destaca el hecho de que antes de sentarte se puede echar un ojo a la cocina por un gran ventanal donde 5 ó 6 cocineros preparan las elaboraciones que los comensales pidamos en el momento. ¿Queréis saber qué comimos?


Nada más sentarnos nos tomaron rápidamente nota de lo que queríamos tomar, y mientras llevaban los primeros platos nos sirvieron estos panecillos de patata que estaban riquísimos, creemos recordar que los servían con una salsa rocoto muy suave. Por cierto, ¿sabéis que pan en quechua es tanta?


Para beber comenzamos con la mítica cerveza Cusqueña, una de las cervezas más conocidas de Perú dentro y fuera de sus fronteras. Se trata de cebada malteada, y posee un sabor muy rico al paladar. Os recomendamos pedirla porque os va a gustar. Continuamos con un vinito blanco, no recuerdo una carta especial en cuanto a los vinos.


Todos los platos fueron al centro, aquí se trataba de probar un poco de todo, y empezamos con uno de los platos estrella de la noche un trío de cebiches, a cada cuál mejor. El más clarito de la derecha es el cebiche clásico (corvina en leche de tigre), el del medio es el cebiche Criollo (corvina y mariscos en leche de tigre al rocoto) y el más oscuro de la izquierda es el cebiche Nikkei. (atún en leche de tigre al tamarindo).Teníamos ganas de probarlo en un peruano genuino desde hace años, cuando vimos hacer la leche de tigre a un cocinero de Astrid y Gastón en el mítico blog de PistoyNopisto.


A todo esto, todos los pescados de este sitio han sido congelados para evitar la intoxicación por anisakis.

Acto seguido y de nuevo al centro otro clásico, la causa limeña, papas amarillas rellenas de diversos ingredientes y con coberturas varias. Elegimos el Trío de Causas (2 raciones) para probar todas las versiones, para nosotros la más insípida fue la Causa Clásica, con bonito, aguacate, tomate, huevo, mayonesa y huancaína, luego quizás la mejor, la Causa Nikkei montada con tartar de atún, salsa picante (spicy) y alioli de aguacate y por último la Causa Criolla, con escabeche de boquerones, muy rica. Os recomendamos probar las tres.


Nos adentramos en los segundos platos también para compartir, para empezar otro clásico de la cocina peruana, el ají de gallina. Nos hizo ilusión comprobar que el sabor de nuestra versión de ají de gallina difería en poco a la del restaurante, máxime cuando era un plato que jamás habíamos probado. En realidad era de pollo, como la nuestra.


Su guarnición. Sí echamos de menos más cantidad de arroz.


Aquí otro plato que quisimos probar el Saltado Nikkei, un saltado de pez mantequilla, cebolla, tomates, ají, hongos, brotes de soja y ostión. Excelente. Sabor relativamente familiar por los woks populares, pero un regusto umami bestial.

Estamos a punto de mostraros en el blog nuestro propio saltado (que no salteado, aunque es lo mismo). El nuestro es un saltado de lomo, lógicamente difirió del que pedimos en el restaurante en los ingredientes utilizados, en nuestro caso lomo de ternera, y otro detalle, la cantidad de salsa de soja (sillao) empleada en el local, tenía bastante más que la nuestra. Este saltado además tenía mucha presencia la cebolla china, o parte verde de la cebolleta, nosotros la utilizamos principalmente para decorar. Pero bueno, ya lo veréis.


Aunque algunos de los comensales no estaban por la labor de probarlo, no podía faltar en un menú como éste el anticucho de corazón de ternera. Bueno, suena muchísimo peor que lo que luego es, su sabor no es ferroso, ni amargo, ni sabe a casquería, todo lo contrario, su adobo recuerda al pinchito moruno, al menos la versión de este local (no tenemos otras referencias), y la textura de la carne no es ni chiclosa ni correosa, es tierna y riquísima. La salsa ocopa y las guarniciones también estaban muy ricas, es sin duda para repetir. Si queréis algo rico y poco graso, ya tenéis un plato nuevo que probar y que contar.


Y de postre el clásico pisco sour, tampoco podía faltar. Ya os mostramos en el blog cómo hacer pisco sour en casa.


Y un volador peruano para compartir, un postre típico limeño que consiste en unas ligeras y finas capas rellenas, en nuestro caso con dulce de leche y mermelada.


Quizás podíamos haber pedido un par de platos más ya que éramos cinco comensales y los platos no eran muy abundantes, pero independientemente de este detalle tenemos que volver para probar otras preparaciones como los piqueos, pelea de gallo, plancha marina, wantanes, tequeños o las alitas chiferas, un ejemplo de la gran cantidad de platos que este local es capaz de ofrecer a un precio bastante correcto, y como la calidad es la que habéis podido intuir viendo las fotos, estamos seguros que no saldremos defraudados.

De todas formas en aquella comida hablamos que antes de volver al Tanta queríamos ir ya de una vez a probar la carta del Nikkei 225, que pese a ser también un restaurante peruano su oferta se desmarca bastante de la cocina tradicional peruana proporcionando al comensal una experiencia única. En nuestro entorno ya los han visitado varias personas y todo son halagos, además de lo que uno ha visto en las redes sociales.

Salud.