Nos topamos primeramente con la plaza principal del barrio pequeño, la plaza Malostranské, con la Iglesia de San Nicolás, ¿pero la iglesia de San Nicolás no estaba en la plaza de la Ciudad Vieja? sí, cierto, pero es una más dedicada a este santo, ambas del mismo autor, y en este caso famosa por sus conciertos de órgano y considerada una de las joyas del barroco no sólo en Praga, sino en toda Europa. A las puertas de la iglesia, la Columna de la Peste construida en agradecimiento al fin de la peste negra que arrasó la ciudad en 1715.
Una vez divisado el panorama, subimos por esta interesante calle Nerudova para admirar escaparates de comida, bebida, regalos, artesanía y como no, las marionetas tan típicas de Praga. Esto sí que es un buen recuerdo de la ciudad, caro por cierto.
Fijaros como se las apañan para que las palomas no hagan sus cositas en las fachadas, muy disuasorio.
A mitad de camino, divisamos unas vistas muy otoñales, las de la colina Petřín (antigua cantera) dónde ahora hay un parque excepcional. Al fondo se divisa la famosa Torre de Petřín, más conocida como la torre Eiffel de Praga, que nada tiene que ver con la parisina. Primero dimos un agradable paseo por el Monasterio Strahov y alrededores, y luego para allá que fuimos.
Antes de toparnos con ella uno se encuentra con la Iglesia de San Lorenzo, antiguo santuario que utilizaban los esclavos para sus rituales paganos. Dicen que se construyó para echarlos.
Luego, casi en frente, una casa muy curiosa y en su interior un laberinto de espejos al que tampoco entramos porque nadie nos había comentado nada y lógicamente cobraban para verlo. Y al otro lado, la torre Petrin. Si veis que no hay mucha gente y el día está claro, subir, dicen que tiene unas vistas sensacionales. Nosotros no quisimos demorarnos y salimos corriendo al funicular que te bajaba de nuevo a Praga.
La bajada del funicular es muy corta y su precio es el de un billete sencillo de metro, 23 CZK. Nuestro propósito ahora era ir a comer pronto para llegar al tour del Castillo que comenzaba a las 14h. La comida fue un poco desastre, comimos en una franquicia llamada U Vejvodu, una histórica franquicia en la que nos sirvieron una comida sorprendentemente mediocre, algo más cara que la media y llena de anzuelos (gastos en mesa), pero es que por la noche entramos sin querer en la misma franquicia, pero en un lugar diferente y fue el desastre absoluto (nos dimos cuenta una vez dentro).
Por tanto desde Mercado Calabajío no os recomendamos ir a este restaurante que por otro lado es muy conocido por allí. Esto fue lo único destacable de las dos comidas, un Králicí stehno pecené na rozmarýnu, listový spenàt, bramborový knedlík (conejo guisado con espinacas, dumplings).
Corriendo pudimos llegar al grupo de Josef para hacer la ruta del Castillo, que incluía la visita de Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y Niño Jesús de Praga (Kostel Panny Marie Vítězné Pražské Jezulátko) y Puente de Carlos.
El Castillo de Praga, por si no lo sabéis, es el castillo gótico más grande del mundo y comprende, además de la catedral, centenas de palacios, basílicas, torres y casas adosadas, además, es patrimonio de la Humanidad. Josef nos explicó más o menos cada edificio y contándonos costumbres de los praguenses y enseñándonos donde se guarda el tesoro de la catedral, el despacho del presidente, arzobispado, la catedral por la parte que se puede visitar y en definitiva 2 horas de visita.
No esperéis cambios de guardia, es muy reciente y se hizo para el turismo pero si lo queréis ver el mejor es al mediodía, informaros. Aquí tenéis una buena guía.
Aquí nos empezó a chispear.
Justo antes de salir Josef nos volvió a recordar la pasión que tenemos los turistas por tocar las partes doradas de los monumentos con la idea de que trae algún tipo de suerte. En este caso se trata de la estatua de la juventud, representada por un chico desnudo y sobre la que existe la creencia de que tocar su miembro detiene el envejecimiento. En realidad no deja de ser una leyenda urbana, pero por si acaso :).
Visitamos unos miradores a la bajada a Malá Strana de nuevo y desde la lejanía nos explicó los edificios más altos de la zona nueva y residencial de Praga. Bueno, realmente nada importante. Hicimos una parada concertada para tomar un café, no vino mal porque empezó a llover, y fuimos a conocer el Niño Jesús de Praga.
Allí entramos, pero no pudimos ver parte de su colección de 85 trajes, nos dio la impresión que el museo estaba cerrado, de todas formas dicen que sólo se ve una parte ya que no hay sitio para todos.
Al final nos dirigimos al Puente de Carlos y, callejeando por Malá Strana, pasamos por el único restaurante español que vimos en toda nuestra estancia. Ya os podréis imaginar, paellas, empanadas, jamón,...
Una vez en el puente Josef nos contó un poco por encima la historia del mismo, y de entre todas las historias y referencias históricas destaco dos curiosas, una que la fecha y el horario en que comenzó la construcción del mismo por parte del rey Carlos IV tenía su aquel, fue en 1357, concretamente en el 9 del mes 7 a las 5.31 de la mañana. Los astrólogos de la corte aconsejaron al rey elegir ese momento no se sabe muy bien por qué, dicen que por superstición o para que así se pudiera recordar fácilmente el nacimiento del puente 1.3.5.7.9.7.5.3.1.
Luego nos contó la hermosa historia, hecha actualmente cuento infantil, de los leones marinos que escaparon de la última inundación en el zoo de Praga en el año 2002. Estos con los días aparecieron en varios puntos, una hembra debajo del puente de Carlos, las otras dos en varios puntos de la ciudad y el macho que ya daban por perdido, apareció al cabo de unas semanas en Alemania a 'sólo' 400 kms de Praga . Os podréis imaginar que tras semejante hazaña Gastón, que es como se llamaba, se convirtiera en todo un héroe nacional. Podéis leer la historia aquí.
Una vez acabada la visita nos fuimos a tomar un dulce justo debajo del puente de Carlos, por fin íbamos a probar el staroceske. Muy ricos, a mí me gustaron mucho, al resto le pareció normal, eso es lo que tiene crearse expectativas, yo no lo hice :).
Salimos a cenar y a tomar unas cervezas, pero la cena ya os hemos contado que fue un desastre así que no nos vamos a publicar nada porque no queremos darle más bombo. La verdad es que el viernes estábamos bastante cansados y empezó a llover en serio, además yo estaba empezando a moquear por un trancacillo que pillé justo un día antes de irnos de viaje, como siempre, en vacaciones ¡manda huevos!.
Al día siguiente sol de justicia y calor, y como no, marabunta de gente, era sábado, fijaros como estaba el caso viejo.
Entramos en la Iglesia de San Nicolás, la de la ciudad vieja, a ver su cúpula y escuchar una coral que deleitaba a todo el que entraba con su canto. La acústica era increíble.
Qué típicas de ver estas brochetas de patata cortada finísima. No recuerdo su nombre, pero daban de ganas de pillarse unas cuantas.
Pudimos ver más de cerca el Teatro Nacional y contemplar las vista de los 750m de largo que tiene esta curiosa plaza. Al acabar nos fuimos a comer, teníamos que estar a las 15:00 en el hotel para que el transfer nos llevara al aeropuerto. Una vez más hicimos caso a las recomendaciones de los guías y elegimos la cervecería V Cipú, y la verdad es que salimos bastante contentos. Para refrescarnos pedimos una Krušovice y una Zlatopramen de grifo, ambas riquísimas y servidas a la perfección.
De primero una sopa del día (Vývar s kurecím masem a nudlemi), en este caso era de pollo con fideos o noddles. Excelente.
Al centro queso frito Niva Cheese, hay tres tipos, pedir otro que sepa algo más. Acompañaban unas chips.
Yo me pedí una Pechuga a la parrila con mantequilla de hierbas.
Lola se pidió un Steak Milano, un filetón de pollo con tomates secos, jamón, queso ahumado y vegetales. Muy rico.
Nuestros amigos pidieron también pollo pero con vegetales y queso de cabra...
Y, por ultimo, el mejor plato de todos, un Rabínova Kapsa, trozo de cerdo relleno con manzana, ajo y vegetales. Impresionante, os lo recomendamos.
Pagamos 16€ por persona con un litro de cerveza en el cuerpo, y nos fuimos corriendo al hotel, por el camino dejamos una ciudad de cuento, llena de ambiente y gente joven.
En realidad no hemos hecho otra cosa que vivir el ambiente que se vivía en la calle que realmente es lo que más nos gusta, y sabemos que nos hemos dejado cosas en el tintero, como viajes a localidades cercanas, excursiones por diversos parajes idílicos fuera de la ciudad o ir a restaurantes de postín, pero lo que hemos hecho y lo que hemos visto nos ha encantado. Hemos estado en lugares y rincones que se nos quedarán grabados para siempre y lo que nos ha quedado en el tintero lo dejaremos para la siguiente visita porque dicen que hay que visitar la República Checa al menos dos veces en la vida, y según parece volveremos seguro... no veis que tocamos la chapa del santo Juan Nepomuceno... dicen que el que la toca vuelve :)
Esperamos os haya gustado.
Pasé un mes en Praga haciendo prácticas y lo que más recuerdo es eso, los paseos, el ambiente, el tomarte unas cervezas en los sitios alejados del turismo. Ahora que lo pienso, debería hacer un post en cuanto saque tiempo de esas microcervecerías menos famosas...
ResponderEliminarPor lo demás, ahora me apetece comer algún plato típico checo. Y es que precisamente en invierno es cuando más apetecen con su cantidad de carne y grasas tan típica de centroeuropa
Un saludo!
De acuerdo en lo que dices. No hay mejor forma de conocer una ciudad que perderse entre la gente, caminar, pulsar su ambiente. Praga es un ciudad impresionante, yo tenía siempre la sensación de que si me daba la vuelta vería a alguien desmontando un decorado.
ResponderEliminarAh!, y me comí el mejor goulash de toda mi vida.
Un grandísimo reportaje Carlos!!
ResponderEliminarQue absoluta maravilla de ciudad. Quien no haya tenido ocasión de disfrutarla, ya tiene una buena guía... sólo falta la excusa, y eso si que es fácil
Un abrazo!
Quina delícia de fotos. I és veritat, la col lombarda la posen a tot arreu! Aquestes pastetes dolces també me les vaig trobar a Finlàndia i a Estònia. Deu ser cosa del nord... he he
ResponderEliminarCada vez me da más envidia tu viaje a Praga ciudad que no conocemos, esto va a tener que cambiar. Las fotos son geniales, se ven cosas buenísimas.
ResponderEliminarBesicos
Hermosas fotos de un hermoso sitio. Me pregunto si luego fuiste a Budapest un sitio que te recomiendo y donde encontrarás cosas muy hermosas. Te paso un par de links por si son de tu interes.
ResponderEliminarhttp://paprikagourmet-bcn.blogspot.com.es/
http://www.paprikagourmet.com/
Un saludo y gracias
Han sido 3 crónicas estupendas que me han hecho ver una ciudad, casi palparla como si estuviera alli, eres un narrador estupendo que consigues transportarnos al ambiente y la cultura de Praga como si hubieramos paseado contigo. Muchas gracias
ResponderEliminarBesitos!!
¡¡¡Qué fotos!!!
ResponderEliminar¡¡Qué ciudad!!
¡¡Qué cultura!!
He tomado debida nota de cada una de estas tres maravillosas entrada para el día que, Dios mediante, tenga oportunidad de visitar tan maravillosa ciudad. No me cabe la menor duda que con sus apuntes podré conocerla como a ninguna.
Saludos y gracias, gracias, gracias!
Felicidades por el relato, maravilloso. Si que es verdad que hay lugares que no habéis puesto, se lógico. Nosotros estuvimos también en la taberna más antigua de Praga U fleku, calle Kremencova(aunque ya no tenga la misma esencia que antaño). Otro sitio que merece la pena comer es el restaurante Los tres violines en C/ Nerudova, la cervecería y restaurante al lado bien bonito de estilo Art Nouveau es la de la Casa Municipal. No se si estuvisteis en algún concierto?. Nosotros sí, en el Rudolfino y mereció la pena (aunque hay que decir que no son el la sala principal del edificio). Y por último decirte que la foto de las cestitas de frutos rojo también la tenemos, incita a sacar la cámara y catarlas, verdad?. Un encanto de ciudad……….., y como decís tocamos la chapa del santo y todo lo que había por tocar, esperamos volver de nuevo.
ResponderEliminarGracias Concha, apuntado queda para la próxima!
EliminarDe nuevo gracias por hacer que piense en esta bella ciudad! ver fotos que también tengo me ha hecho mucha ilusión!!! Destino que recomiendo con los ojos cerrados!!! Bss
ResponderEliminarLa trilogía ha sido estupenda, como de costumbre. Me ha encantado Praga.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué fastidio que se os acabara el efectivo en aquel momento!, esas brochetas de patatas tiene una pinta....Y pobrecitas las palomas, menudo recibimiento que les dan con esos ¿pinchos?. Aunque espero que hayas hecho un pacto con el diablo para conservar tu eterna juventud, je,je, y lo hayas certificado tocándole el miembro dorado al chico, je,je. Como siempre me ha encantado tu crónica. Sin duda Praga es una buena opción para visitar, aunque espero te acuerdes pronto de tu segunda tierra y te dejes caer por aquí para hacer otra fantástica crónica, que creo que desde que hiciste la de la Playa de la Guardia nada, no?.
ResponderEliminarUn saludo.
Estupenda crónica de viaje Carlos, Gracias!
ResponderEliminarMe ha traído muchos recuerdos y unas ganas locas de volver allí. Por cierto, como no me gusta el pollo, uno de los platos que mas disfruté fue el Rabínova Kapsa , Madre que delicia!!
Besos, desde el Caribe nostálgico