Ya teníamos ganas de acudir a algunos de esos sitios legendarios de Granada dónde todavía se siguen degustando ciertos platos sencillos pero emblemáticos que con los años han resultado ser intemporales y su fama ha trascendido y calado hondo entre los habitantes de esta maravillosa ciudad andaluza. Hablamos de pequeños y sencillos reductos culinarios instaurados hace décadas que difuminados entre las nuevas tendencias gastronómicas o restaurantes de peso, no se les ha requerido adaptarse a la nueva cocina en esta localidad. Uno de estos sitios que ahora os mostraremos porque es una referencia desde hace más de 60 años, y otro porque es conocido, seguido y admirado por muchos por algunos platos en concreto. Creemos sinceramente que es importante tenerlos en cuenta y que son dos lugares de visita obligada por visitantes y autóctonos.



Hablamos pues de dos sitios, el bar Aliatar (C/San Sebastián, 4) esa legendaria bocadillería existente en Granada desde 1947, y el escondido restaurante San Remo (C/Puente Castañeda, 9) dónde las patatas bravas, el cuscús (por encargo) y la hamburguesa San Remo han coronado quizás sin querer un fast food diferente y original único en toda la capital.

Y aunque los dos locales tienen conceptos parecidos, en verdad son diferentes. En el bar Aliatar no se han complicado demasiado con los años pero la verdad es que no les ha hecho falta, sirven casi exclusivamente bocadillos y de varios tipos con una calidad aceptable y un pan hecho por ellos. El concepto ha gustado mucho, y a las pruebas nos remitimos, y es entrar en este local y sentir que no ha pasado el tiempo. Quizás su secreto sea esa 'informalidad' tan sugerente en un enclave muy frecuentado en el centro de Granada (aunque antiguamente estaba en la calle Recogidas). O quizás sean sus precios, lo que está claro es que es muy conocido y ha sido todo un referente para la clientela más clásica, la movida universitaria y en los extranjeros que pisan la ciudad.



En cambio el bar-restaurante San Remo no es tan conocido como el Aliatar pero sus platos, sus carnes, su barra y sus tapas, han convencido a muchísima gente. Su calidad es bastante aceptable, aunque nosotros sólo hemos ido una vez, por lo que no podemos contaros tantas cosas como alguién que viva Granada y lo frecuente. Lo queremos aclarar porque el restaurante tiene su carta, la cuál desconocemos por completo, de todas formas si preguntáis por allí si alguien lo conoce seguro que os llevaréis más sorpresas.



La cuestión es que ambas cocinas han conseguido durante muchos años mantener viva una demanda gastronómica que aún sigue apostando por lo sencillo, algo a lo que jamás dejará de estar acostumbrada una ciudad joven y viva como Granada.

Y por supuesto, nada más entrar en ambos sitios no puede faltar la cerveza Alhambra tanto de grifo como de botellín. La Alhambra es una cerveza de la que los granadinos se sienten muy orgullosos, preguntar, preguntar... Y normal, porque aunque la cerveza especial es normalita, la Alhambra 1925 es quizás una de las mejores cervezas que exista en nuestro país, y creemos que mucha gente opina lo mismo que nosotros. Además muchos sabréis que la historia de esta cervecera no viene de ahora, para nada. Su oficio viene de muchos años, fijaros que empezó a producir en el año 1925 cuando dos industriales llamados Carlos Bouvard y Antonio Knörr, visitaron la localidad con el propósito de instalar una fábrica de cervezas en un punto estratégico. Con los años la marca se ha llegado a filtrar perfectamente en el mercado nacional y ahora ya es sencillo adquirila en las tiendas y grandes superficies, sobre todo desde que el grupo Mahou la compró en el año 2006.


Y ya por último mostraros lo que nos pedimos esa noche mágica de tapeo. Lo bocadillos que nos pedimos son del Aliatar, y uno de ellos es una institución ya en nuestra casa, se trata del bocadillo de alcachofas con anchoas y mayonesa, algo que en su momento no nos creíamos que se sirviera de esta manera, y que cuando lo probamos caímos rendidos a sus pies (gracias Luis Carlos y Mariví). Mención aparte son los otros bocadillos que nos pedimos, uno el perrito (con salchichas de tripa natural), otro el frankfurt, y uno de los más pedidos por los granadinos, el bocadillo San Francisco (lomo, ensalada y mayonesa). Ideal.



La simpatía es también otra condicion sine qua non para entender que el bar siga aún abierto. Un dato curioso es que el bar Aliatar es quizás el único sitio de éxito en Granada en el que ¡no se sirven tapas!.



¡Ah! se nos olvidaban dos más, uno de pollo empanado...



...y otro de queso fundido, atención a este porque aunque parezca que es muy siemplo está muy bueno.



Y por último en el restaurante San Remo destacar antes de nada sus mencionadas bravas, ojo pican bastante aunque a la segunda ya te acostumbras. Son unas bravas curiosas, porque la patata está buena, y la salsa también, y estamos seguros que muchos que no aguantan el picante disfrutan muchísimo con ellas por ser de dónde son. Normalmente en mi entorno se odia el picante, pero el bar estaba a reventar. De todas formas creemos sinceramente que a nosotros nos gusta más otro tipo de salsa brava, y no es por nada, pero como algunas que sirven en Madrid, ninguna. O bien probar ésta, que es ideal y se hace en 10 minutos.



También probamos sus famosas hamburguesas caseras, de verdad que son muy caseras y nos gustaron mucho. Sabrosas y con una carne de calidad. Creo que esto sí que es una hamburguesa rica y de calidad, a buen precio. Nos encantó.



Y por último mencionar su ensaladilla rusa, espesa, diferente, y no es la primera vez que vemos que la hacen muy pastosa por la provincia. La verdad es que así tiene su gracia, y ésta que véis, nos la pusieron de tapa.



Pues poco más que añadir. Ya en otro post os contábamos las ganas que teníamos de conocer el Aliatar, y ya por fin lo conocimos. Para nosotros fue una experiencia mucho más especial porque fueron ya varias veces las que coincidió que cuando fuimos estaba cerrado, y ya nos habíamos sugestionado bastante. Y por último sobra decir que todos los comentarios que os hemos hecho sobre estos dos santuarios tienen un componente importante de subjetividad, incrementada por una nostalgia extrema que siempre tenemos por esta ciudad, y por la cantidad de veces que hemos oído hablar de sitios que nunca habíamos podido ir. Probablemente pruebes otros bocadillos y otras bravas en otros sitios mucho mejores, pero es estar allí, mezclarte con el ambiente, con la historia que hay detrás, y guiado por gente de allí, y todo se ve bajo otro prisma, qué os vamos a contar. Ambos sitios son parte indiscutible de la historia de Granada y deberíais de conocerlos.

Salud.