Albóndigas con queso y salsa del piquillo
A lo mejor os preguntaréis ¿de dónde sacamos la receta?, pues la verdad es que de ningún lado y de todos los sitios. Es una mezcolanza o refrito de muchas de las recetas con albóndigas vistas en la red o TV. La madre de nuestra amiga Maria Jesús (Marichu) nos proporcionó la idea del relleno del queso, y la verdad es que esta técnica nos encanta porque la carne gana aún más en jugosidad. Y sobre la salsa, no tuvimos dudas. Como está demostrado que las albóndigas gustan mucho, los pimientos del piquillo serían un reclamo perfecto para cualquier salsa o guarnición, además, la carne de pimiento choricero o la de la ñora (que no es exactamente igual) está muy de moda, por tanto, el plato tenía que estar rico rico.
Pero independientemente de todos estos detalles, con los pimientos del piquillo tenemos una gran relación. Los solemos utilizar mucho en casa, hasta en crudo y en tiras, en ensaladas de cualquier tipo. Estos que veis concretamente son peruanos y no están nada mal, son muy baratos, pero desde el blog siempre os recomendaremos los famosos pimientos del piquillo de Lodosa (Navarra), que en su momento ya os contamos un poco su historia.
Estamos deseando abrir los pimientos del piquillo que ganamos en el pequeño lote del Reyno Gourmet que se encargó de distribuir Garbancita I+D a través de su estupenda bitácora, pero todavía no lo hemos podido abrir porque el último bote de pimientos del piquillo que abrimos (el de los pimientos peruanos) era bastante grande.
Y poco más, que en una hora lo tenéis hecho, y que lo podéis hacer esta tarde mismo. Os dejamos pues los ingredientes para ver si os animáis. Para dos personas 400gr de carne picada de ternera, un taco de queso emmental, 2 pimientos del piquillo, una cucharada sopera de carne de pimiento choricero, 1 huevo, 1 ajo, 1/2 cebolla, 3 tomates grandes colorados, pimienta negra recién molida, perejil fresco, harina (no salió en la foto), AOVE y sal. Opcionalmente pan rallado o miga de pan, y un poco de leche (se ganaría aún más jugosidad, pero con el queso bastaria).
Lo primero que tendremos que hacer es rallar el tomate y empezar a freírlo con un chorrito de AOVE y en una sartén a fuego medio. Ya habrá tiempo de bajarlo cuando empiece el chup chup, ahora hay que evaporar aguas. También podréis escalfarlos y pelarlos, y luego trocearlos, a nosotros nos parece más directo rallarlos, pero eso va en gustos.
Mientras se sofríe el tomate, empezaremos a mechar las albóndigas. Hay cientos de técnicas para que queden jugosas, cada cuál mejor. Ésta quizás sea una técnica rápida y sencilla, aunque en esta ocasión no le añadimos pan rallado porque entre otras cosas no teníamos. Ya sabéis que el pan rallado aquí no es un ingrediente tan importante, pero no sé, por definición siempre se lo echamos. ¿El aliño de la carne? ya sabéis que lleva ajo muy picado, perejil muy picado, la mitad (de la mitad) de la cebolla picada en brunoise, el huevo (si queréis mejor batido), algo de pimienta, un poco de aceite de oliva y la necesaria sal.
Removeremos bien. Mientras, asaremos los pimientos del piquillo en otra sartén aparte, con un poco más de AOVE y sal. Nosotros en esta ocasión no le echamos azúcar, pero podéis hacerlo perfectamente por que la conserva lo pide. A lo mejor os preguntaréis también, ¿por qué no sofreímos todo junto?, pues mirar, se puede, pero a veces se nos queman ligeramente los pimientos y al batirlos con el tomate, oscureceríamos el mismo. Por eso, el fuego muy bajo.
Ahora vamos a montar las albóndigas que es quizás lo único arduo de esta propuesta (aunque no es para tanto). Para ello iremos haciendo bolas más bien pequeñas y en cada una pondremos (por ahora) un taquito de queso (pequeño) por encima.
Una vez dispuestas para la foto (¿qué monas verdad?), introduciremos el queso justo en medio de las mismas, y las cerraremos muy bien volviéndolas a amasar dándoles vueltas con las palmas de la mano, para que se centre bien el queso. Para los que no lo habéis hecho nunca es muy fácil. Las iremos depositando en un plato a rebosar de blanqueante harina.
Pondremos ahora otra sartén al fuego con un buen chorro de aceite, y las freiremos vuelta y vuelta. Aquí os daréis cuenta que las albóndigas que hemos un tanto mal, se les saldrá un poco el queso esparramándose por el aceite, pero bueno, no pasará nada, vamos quitando el queso 'frito' con un tenedor teniendo cuidado de no quemarnos.
Iremos depositando las albóndigas rehogadas en la olla definitiva, y si se desea las colocaremos antes sobre papel absorbente de cocina (creemos que no hace falta). Mirar el detalle en la foto del queso fundido rebosando de una de las albóndigas.
Daremos vueltas al tomate con cuidado que no se pegue y lo salaremos, ya sabéis, en cuanto haga chup chup bajaremos el fuego al mínimo. Podéis añadir aquí también azúcar, nosotros esta vez tampoco se lo añadimos, aunque siempre lo hacemos. Lo tuvimos friendo a fuego lento un total de 40 minutos aproximadamente.
Retomando la salsa. Dejaremos ahora un pelín del aceite (colado) de haber frito las albóndigas y freiremos ahora el resto de cebolla picada. Al poco de apagar (cuando se poche bien) echaremos una cucharada sopera rasa de pimiento choricero. Removeremos y apagaremos.
Lo añadiremos al tomate y éste será el aspecto de la salsa antes de batirla.
La batiremos a conciencia...
Desde que empezamos a rallar el tomate habrá pasado más o menos una hora. Ahora viene lo fácil, napar las albóndigas con la salsa y menear la olla para que la salsilla se distribuya homogeneamente por todos los huecos. Lo dejaremos de nuevo al chup chup, calculando que desde que hierva cueza al menos 20-30 minutos a fuego muy bajo (¡qué se puede pegar!). Nosotros además tapamos la olla.
Al apagar, lo emplatamos con un poco de arroz salvaje. No es por nada, pero con arroz estaban riquísimas.
Salud.
15 comentarios:
**** A T E N C I O N S I D E J A S U N C O M E N T A R I O ****
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Perdonad las molestias.
Que idea me has dado!!!! a mi fotógrafo le voy a sorprender que tal y como le tengo sometido a este trabajo, le tengo que tener contento, ja ja.
ResponderEliminarMe parece muy buena idea el acompañamiento.
Un abrazo
Nunca he preparado las albondigas con tomate, pero aquí en Nerja es muy típico, aunque sin pimientos, que supongo que varía mucho. Lo que no había visto nunca es lo del queso. Tiene que estar buenísimo!!!! Lo probaré
ResponderEliminarUn saludo, Begoña
Me ha encantado éste plato!, me encantan las albóndigas y el queso fundido (bueno, sin fundir también)jejej, pero la combinación de ambos me parece de lo más original y sorprendente!tomo nota!!un saludo
ResponderEliminarPedazo de sugerencia, poner queso en las albondigas!!
ResponderEliminarA mi novio le encantan, siempre me pide que le haga albóndigas con sepia. La próxima vez le pongo!!
Un besino.
Carlos, me parece una gran receta. Uso mucho los pimientos choriceros, a veces también las ñoras, pero nunca he probado la carne de estos pimientos, así, tal cual. ¿Cómo la venden? Es que no me lo imagino. ¿En un bote como el tomate frito?
ResponderEliminarCarlos, las Albóndigas me traen muchos recuerdos de mi niñez y todavía las disfruto, en la primera oportunidad pruebo la receta y se desde ya que las voy a disfrutar.
ResponderEliminarSaludos
Polo
Su: tu marido es un icono y un pionero en la fotografía culinaria de calidad (y no profesional) de la blogosfera española, díselo de toda nuestra parte.
ResponderEliminarBegoña, Martuki, Vanesuky: es diferente, tenéis que probarlo. No olvidéis echar trozos pequeños.
Lunarillos: el bote que ves en la foto, y para que lo veas mucho mejor, mira este link
http://tienda.laoliteca.es/images/choricero.JPG
Se vende como un bote de tomate frito. Te aseguro que no sabe muy distinto al original y es super cómodo. Cuando lo abras, conservalo con una capa de aceite y mételo en la nevera, porque de lo natural que es, el moho se lo come.
Un saludo a tod@s
Geniales estas albóndicas con sorpresa de queso. Me ha encantado la idea. Seguro que cuando las haga en casa me llenan de besos
ResponderEliminarHombre... mi comentario al lado del anterior va a quedar un poco deslucido... :P
ResponderEliminarSi te sirve de algo también has llamado la atención de "la cocina de mezquita" :P
Yo tengo una pelea con las albondigas, o más bien con la carne picada en general... me da mucho asco cuando me encuentro alguna pelotita de grasa por el medio... y eso que el sabor de las albondigas me gusta mucho.. vamos y ya con sorpresa de queso ni te cuento.
Yo los pimientos choriceros y las ñoras nunca las he utilizado... cuanto me queda por aprender... soy un pequeño padawan de la cocina...
Besiños a los chefs, los pinches y los fotografos!!
Laura.
Hace tiempo preparaba las albóndigas así y hace mucho que no las hago, gracias por recordarme semejante manjar ;)
ResponderEliminarBesos.
El domingo tenía yo pensado hacer unas albóndigas para comer, y me ha llamado mucho el punto del queso......
ResponderEliminarNo dudes que lo voy a hacer y espero cerrar luego bien la carne y que no se me salga.
un saludo
Hola Carlos,
ResponderEliminarEsas albóndigas estarían buenísimas sin ninguna duda, las fotos hablan solas. Me ha parecido muy buena idea el arroz salvaje como acompañamiento, y el pimiento del piquillo en la salsa de tomate también. Mi madre también le suele poner pimiento morrón en la salsa de tomate y está tremenda.
Te felicito.
En casa las abóndigas no les gustan demasiado, bueno, es la textura de la carne picada que no les entusiasma, reconozco que deben saber a gloria bendita y yo te digo que una ración me la comería como bajada del cielo.
ResponderEliminarA ver si me pongo al día con tus recetas, que lo llevo un pelín atrasado.
QUE DELICIA CARLOS! En MEXICO, le ponemos chile chipotle adobado a la salsa de tomate. Yo tambien las relleno de queso. Saludos!
ResponderEliminarMezquita: existen trozos de carne que son ideales para albóndigas por su bajo contenido en grasa, pide aguja en la carnicería, y dile antes que te la desgrasen aún más. Te lo hacen encantados.
ResponderEliminarSilvia: anímate.
Comoju-Cova: a ver si te salen bien, es muy fácil.
Anna: se me ocurrió a mí porque lo teníamos en el fono, fondo, fondísimo del armario sin usar. La verdad es que fue un punto.
Dolors: sin prisa Dolors, si es que llevamos una vida muy apurada, a mí me pasa igual...
Nora: me alegro que te hayan gustado, curioso lo del chile chipotle.