Bar Arco, un rincón gastronómico en Huertas
Pues este pequeño local, es uno de los escondites más interesantes de la zona. Nosotros nos dejamos caer por allí de casualidad, porque la mujer de un compañero es familia de Rubén Sanchez, el dueño del sitio. Lo malo es que como aparecimos tras una gran comilona en un restaurante no muy lejano, hambre lo que se dice hambre no teníamos, pero aun así y nada más entrar, Rubén nos convenció para que picáramos algo y de paso probáramos sus famosas y deliciosas butifarras blancas, embutidos que para que os hagáis una idea, servía con un exquisito alioli casero y una ración contundente de las payesas mongetes, es decir es el famoso plato catalán de butifarras amb mongetes.
Si os digo la verdad, las sensaciones por parte de todos al probarlas fueron indescriptibles. Daros cuenta que parte de la familia de Rubén vive en Cataluña, y claro, se las sirven directamente de allí, pero no os creáis que de una fábrica cuaquiera, para nada. Lo consigue de un negocio familiar que tiene su familia en el mismo Girona, concretamente una tienda de embutidos caseros con una gran variedad y aceptación local. Además, y muy amablemente me estuvo enseñando la gran miscelánea de estos embutidos que tenía en su refrigerador, y como no me contó algunas historias que iban unidas a tales suculencias. De verdad que al probarlas entendí que probablemente este plato sea el buque insignia del local.
Pues mientras engullíamos estas exquisitas butifarras, nos fue sacando alguna tapa de su cocina, como unas patatas revolconas caseras de su tierra (Ávila). Qué pena porque nos las tuvo que servir sin los torreznos (se les había acabado) pero aunque no os lo creáis, nos valió con la untuosidad y el sabor de las mismas. Eran de verdad que una auténtica delicia. También dejó caer unas tapillas de patatas con salsa que ayudaron a paliar ese hambre emergente que nos había vuelto a entrar en pocos minutos. Pero chicos, con esto que nos puso ya no podíamos más (ni debíamos), estábamos muy llenos.
De todas formas Rubén, nos estuvo explicando a modo de anticipo qué pedir otro día que fuéramos por su bar. Me enseñó su escasa pero completa carta (un gran punto a favor) y me gustó. Para ser un bar sin un gran mostrador de barra la variedad de las raciones y los precios eran más que aceptables.
Me destacó de la carta las tortillas de camarones caseras, el magret de pato con cebolla coinfitada, el pollo casero al cabrales, el foie de la casa, o también sus al parecer famosas ensaladas de la casa, que entre otras estaba una de tomate pata negra y otra de lechugas variadas con brie empanado. También tiene tostas y raciones de temporada.
Sobre su carta de vinos no puedo opinar, porque no la divisé, pero Rubén me comentó que aún la estaba confeccionando. Mirando al tendido divisé Protos, Córcovo y un clásico Viña Albali, no son caldos de una selección que apueste por la novedad, pero creo que cuando llegue el momento marcará un cierto estilo que seguramente será parte del éxito final de esta experiencia culinaria que es picotear aquí. Desde aquí le recomiendo que se tire de cabeza a por los vinos catalanes que el bar los ¡pide a gritos!.
Echando cuentas con la carta en la mano, os adelanto que por unos veinte eurillos por persona, podéis salir saciados de este bar, que además tiran muy bien la cerveza.
Pues recordando ahora la conversación nos contó que su familia lleva este negocio desde hace 31 años, y Rubén desde hace dos años, regenta este negocio que basado en la restauración de barra o lo que algunos entendidos llaman ahora restauración cercana, ofrece a la par de buenas raciones, copas y ocio, con una pantalla de televisión sitiada en el salón del recinto, para ofrecer acontecimientos deportivos cubriendo así toda la demanda que pudiera surgir en la zona.
Creo que es un bar con gran tradición en la hostelería, que trabaja bien el género y con un precio super razonable. Esto unido a la simpatía que impera en la barra, la calidad del género y su ubicación en pleno centro de Madrid y en una zona como es la de Huertas, es la excusa perfecta para ir a dejaros aconsejar por este chico que de esto sabe un rato. Seguro que os sorprende con algo fuera de carta, que probablamente os resulte exquisito.
Dentro de muy poco iremos a verle, de eso me encargaré yo, mientras tanto nos seguiremos relamiéndonos con esas excelentes butifarras, y como no, con el deseo de probar todas las variedades que tiene en su cocina, que sé que son unas pocas y que seguro que serán excelentes.
Ahí queda.
Salud.
6 comentarios:
**** A T E N C I O N S I D E J A S U N C O M E N T A R I O ****
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Estuvimos hace unas semanas en ste bar x rekomendación vuestra y la verdad es que nos enkantó ;) Estuvimos con peña de puta madre primero tapeando y luego tomando unos copazos. Volveremos,,, aunq seamos de Ourense. Pisco. :P
ResponderEliminarnosotros nos vamos de cena de empresa por navidad. Ya comentaré.
ResponderEliminarLo mejor de este bar es la atención y buen rollo que se respira, junto con las butifarras que son, seguramente, las mejores (no sólo de Madrid). Nos estamos haciendo asiduos...
ResponderEliminarMira que eres incult@, se escribe mongetes y no mungetes, la botifarra y no butifarra.
ResponderEliminarYa lo he corregido, era la primera vez que había oído hablar de esta alubia del ganxet. Un saludo
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, menos con lo de los vinos catalanes, mejor serían riberitas de bodega casera de la zona de Aranda de Duero, que los hay espectaculares.
ResponderEliminarCombinación perfecta, buen comer, buen beber y muy buen rollo.
Realmente da gusto pasarse allí un buen rato.
Un saludo a todos.