Pero claro, hay callos y callos. Los callos que se compran envasados me gustan sí, pero apenas me sugieren en comparación con los caseros. La mejor marca, sin ser productos de gama gourmet (que muchas no he probado), es la Tila en cuanto a la relación calidad precio. Pero vamos, os los distingo de unos naturales a ciegas, sólo hay que probar los caseros para darte cuenta que pese a tener el mismo aspecto tienen otro regusto y textura.
Nosotros además los hemos comido siempre sin garbanzos, no por nada en especial (porque los garbanzos nos encantan) si no porque es verdad que el plato sin ellos llena menos. No obstante (y últimamente) mi madre hace unos garbancitos cocidos aparte para quien se quiera echar un par de cucharadas en su plato. Esto es una buena idea.
Objetivamente mi madre hace unos callos muy buenos, pero últimamente los está desvirtuando sin razón echando más agua de lo asumible por el guiso, de ahí que las cantidades de agua sean más importantes de lo que se creé a la hora de preparar los callos (para su untuosidad). Nos dice que esto ya es achacable a su edad y que ya no se acuerda bien de las proporciones, pero no sé, creo que la razón principal es que la familia ha crecido y con tanta expectación se pone nerviosa. Además pretende corregir algunas cantidades en marcha, o poner varias ollas para que no le falte un segundo plato a nadie, y por tanto no le sale bien. Experiencia ya me dirás tú, casi medio siglo haciéndolos.
En fin, que este año los ha vuelto hacer sólo una vez, y aunque se los estoy pidiendo a todas horas sé que le da mucho respeto hacerlos, porque ya no cocina para cuatro, si no ya para ocho, y como es tan proteccionista y últimamente no le han salido buenos, no los reparte. En fin.
Como orígenes de los callos es todo un tanto incierto. Se tiene constancia que desde el siglo XV se viene haciendo en toda España, en un libro de 1423 llamado 'Arte cisoria' de un tal Enrique de Villena, lo especifica, pero no se sabe con seguridad el comienzo real de este plato que tuvo su máxima fama en Madrid hacia finales del siglo XVI, con un guiso que tenía más adeptos en la capital que en otros lugares de la geografía.
Algunos dicen que es a mediados, no a finales del siglo XVI, cuando ya se preparaban en fondas y tascas ya que era una comida económica de arrieros y de gentes sencillas habituales de la Cava Baja madrileña, que por si no lo sabéis, la Cava Baja era zona de mesones y hospedajes para comerciales y vendedores que vendían sus productos en el desaparecido Mercado de la Cebada o en el todavía vigente Mercado de San Miguel. Ahora esta zona es una zona muy animada y es además patrimonio de nuestra comunidad y zona obligada de visita a todo el que venga a conocernos.
Pero en verdad no sería hasta el siglo XIX cuando este plato pasara a ser conocido de verdad por todo el mundo y servirse en los restaurantes de más alto rango de la ciudad, mesones como Lhardy, Casa Ciriaco, o Fornos, e incluso llegó a consumirse en palacio. Y es que gracias a estos sitios todos los niveles sociales existentes en la época contribuyeron a la expansión del preparado por toda España.
Y así se ha respetado la receta hasta nuestros días. Según Teodoro Bardají, que era el chef de cocinas de los Duques del Infantado, los callos se hacían así "1 Kg. de callos, una pata de cerdo, un morro, 200 grs. de chorizo, 150 grs. de jamón cortado en trocitos, 150 grs. de morcilla, 1/2 litro de vino blanco, 1 cebolla grande muy picada, 1 zanahoria mediana, puerro picado, 3 dientes de ajo, 1/2 kg. de tomates pelados y muy cortados, 10 granos de pimienta, un clavo, una cucharada sopera de pimentón picante, 1 dl. de aceite de oliva, una hoja de laurel y sazonar al gusto."
Pues bueno, ya sabéis un poco el comienzo de semejante manjar digno de cualquier bolsillo.
La ventaja de encontrarnos estos despachos de casquería tan particulares es que no podréis errar en vuestras cantidades y elecciones porque el tendero os atenderá y asistirá muy gustosamente. Eso sí, veréis que metidos en faena existen variedades dentro de las principales viandas de este guiso, hasta incluso podréis ver estómagos de otros animales como el cerdo o del cordero (según las regiones), y aunque los aprovechan normalmente para otras cosas no os los recomiendo.
Luego con respecto a la pata de ternera (os la darán también), deciros que se echa al guiso partida y con alguna parte con cartílago y hueso, eso es fundamental para que el colágeno animal abunde en la cocción. Luego os venderán una punta de jamón buena, y os recomiendo comprar un taco de jamón magro del mejor que haya (del mejor que os sea posible), como unos 150 gramos por kilo de callos más o menos. Luego un chorizo y una morcilla especial para este guiso (preguntad al que despacha los callos), pero si no tenéis a nadie que os asesore, comprad un chorizo y una morcilla de cebolla que sean buenos y naturales (no echar morcilla de arroz por favor), podéis echar morcilla asturiana.
Con esto, y unos cuantos ingredientes de andar por casa, ya tendríamos todo listo para empezar a discutir sobre sus ingredientes, porque amigos, hay muchas maneras de prepararlos, muchas formas de aliñarlos y muchas otras de ‘cuidarlos’.
En cuanto a aliñarlos, voy a ser breve, está la escuela del tomate. Hay gente que no le echa tomate, nosotros le echamos un poco. También está la escuela del pimiento choricero, yo sinceramente echaría un poquitín a ver que tal, pero os voy a dejar la receta tal cuál la hace mi madre, no obstante os indicaré dónde echarlo. Luego está la escuela de la gente que le echa especias como clavo, pimienta etc, nosotros no echamos nada de esto. Por otro lado hay mucha gente que los hace en la olla a presión, nosotros no (esto a priori claro), porque así controlamos mejor los pasos y los ingredientes (el agua sobre todo). Además dicen que con este plato no hay que tener prisa.
Sobra deciros que los callos mejoran de un día para otro, se conservan estupendamente al fresco (y gelatinizados de forma natural, los habréis visto). Se pueden también congelar, recalentar, dejarse enfriar, lo que queráis. Es una maravilla la versatilidad de este guiso, creo que en breve lo voy hacer pese a ser Agosto.
Por último advertiros que es totalmente obligatorio comerlos con un buen pan (recién comprado), y como no, tomarlos con un buen vino. Para este plato voy a recomendar un vino fabuloso y además madrileño, ya tenía ganas de recomendarlo, El Rincón de Carlos Falcó.
En fin, de todas maneras echarle un vistazo a ver qué cambiaríais si no os pareciera bien.
Salud.
CALLOS A LA MADRILEÑA (8 personas)
INGREDIENTES
1 kilo de Morro de ternera
1 Pata de ternera (o troceada, o deshuesada)
250 gramos Jamón serrano en taco
1 Punta de jamón
1 chorizo (tipo asturiano o Cantimpalo)
1 morcilla (tipo asturiana)
Laurel
Pimentón
Clavos
Sal
Vinagre blanco
2 cebollas grandes
1 cucharada sopera de Harina
Pimentón picante
1 tomate maduro grande
1 cabeza de Ajos
Aceite de Oliva Virgen Extra
PREPARACION
Lavar bien las viandas de casquería bajo el grifo después de haber frotando con sal gorda el estómago de la ternera para eliminar telillas sueltas o suciedad en general (aunque ya sabemos que no es ya del todo necesario porque los callos nos vienen ya muy limpios, aún así, no pasa nada por frotar un poco más).
Se pone después toda la carne menos el jamón y sin trocear, a escaldar en agua hirviendo con un buen chorro de vinagre blanco. Se deja unos 6-7 minutos a fuego fuerte y se apaga sin más. Se tira el agua para que el guiso no se estropee con cierto sabor a sebo, o con las impurezas que pudieran aún tener.
Ahora se pone agua limpia en la misma olla pero con el género estomacal ya troceado. El agua que cubra nada más, ya habrá tiempo de echar más agua. Se le echa pues una hoja de laurel, la punta de jamón, la cebolla entera con tres o cuatro clavos pinchados y varios dientes de ajo (o una cabeza), todo ello a cocer durante aproximadamente cuatro horas desespumando muy bien al principio. A todo esto, los trozos de callos, que sean más o menos del tamaño de una onza grande de chocolate, o como el fondo de una cuchara sopera.
Una vez que pase aproximadamente el 90% del tiempo de cocción (tenéis que ver que ya estén perfectamente cocidos, si hacen falta cinco horas, pues cinco horas), y después de rectificar de agua varias veces se aliñarán y se guarnecerán. Para ello, y sin apagar la olla, cogeremos una sartén grande y echaremos una cebolla cortada en brunoise con un chorrito de aceite de oliva y dos ajos golpeados. Una vez poche el jamón en tacos (aunque los podéis echar en crudo al guiso). En este momento, y en una sartén pequeña, echar una cucharada sopera de harina que se tueste lentamente unos minutos en soledad (veréis que oscurecerá un poco). Cuando se haya tostado un poco se echará a guiso al igual que el azafrán (a ojo).
Por último removeremos a conciencia, echaremos el chorizo y la morcilla enteros (a veces mi abuela troceaba el chorizo si era de Cantimpalo, es decir, en taquitos). Se deja cocer de media hora a una hora para que se mezclen los sabores. Se prueba también de sal y de picante, teniendo en cuenta que queden sabrositos.
¡Qué aproveche!
Me pasa como a ti. No los soportaba de pequeña y ahora me encantan pero nunca los he hecho. Cojo la receta de tu madre, todo un honor. Un beso y otro para tu mami.
ResponderEliminarIsabel
Otro para ti muy fuerte y gracias por escribirnos.
ResponderEliminarUn saludo.
Hoy mismo hemos comprado para hacer y los estámos hirviendo. Mañana mismo los voy a hacer y voy a coger tus ingredientes. Me ha encantado leerte, sobre todo la historia de los callos madrileños. Un honor si señor, un buenisimo plato.
ResponderEliminarOjalá os salgan de rechupete!!!, espero nos contéis. cuidado con la cantidad de agua! ;)
EliminarSolo con leer tu receta ya me entra hambre, los callos son uno de mis mayores antojos. No se si eres de Madrid pero sabe alguien donde se pueden comer unos buenos callos sin garbanzos en Madrid. Siempre que voy por trabajo me paro en algún restaurante e inevitablemente garbanzos en los callos y me gustan los garbanzos, pero no con los callos.
ResponderEliminarLa receta es clavada a la de mi madre, un día de estos me voy a animar a hacerlos, aunque puede que intente reducir esas cuatro o cinco horas de cocción usando la olla rápida para la parte a cocer los callos. Ya veremos.
ResponderEliminarSaludos y enhorabuena por este estupendo blog.
Queda exactamente igual, no hace falta que lo hagas!. Qué ricos verdad!!!??
EliminarSí, hace siglos que no los como, pero me gustan mucho.
ResponderEliminarme ha encatado la pagina ,te felicito y aunque los habia hecho alguna vez tus "truquitos" y curiosidades me han venido muy bien.Muchas gracias y felicidades¡¡¡¡¡
ResponderEliminarGracias Paloma!
EliminarSon muy parecidos a una comida en Uruguay a la que llaman buseca. Muy, pero que muy parecidos.
ResponderEliminarlo que no me queda bien claro es que hacer con la carne de ternera cuando se retiran los huesos de las patas?
ResponderEliminarElizabet, no entendemos muy bien tu pregunta... El hueso se deja cocer con el resto y a la de comer la carne lo deshechas. ¿Te refieres a eso?
Eliminarsin duda, la mejor elección para comer cualquier sábado o domingo lluvioso con los amigos, con una copa de vino joven, y mucho pan....
ResponderEliminarmuchas gracias por esta excepcional receta felicita a tu mama que se lo merece, doy fe de que quedan estupendos
ResponderEliminarun saludo y buen provecho
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me podeis decir cuanto tiempo de cocion en olla rapida o ponerlos en agua caliente o fria al principio,a mi me quedan duros siempre y no se donde lo hago mal
ResponderEliminarPues una hora y tres cuartos (dicen), lo de que te quedan duros es siempre falta de cocción. Prueba con ese tiempo, y si aun así no te gustan, déjalo algo más.
EliminarFantastico este documento, yo preparo callos para mi amado padre y para mis amigos de verdad, les encanta como los preparo, sin tomate , sin choricero y con comino, vivan los callos a la madrileña y viva nuestra patria, un saludo y de nuevo gracias por tu documento
ResponderEliminarcomo arreglar los callos cuando estan un poco chicle, Gracias
ResponderEliminarEs falta de cocción, no es otra cosa. El cartílago no ha cedido lo suficiente.
EliminarLlevo años utilizando está receta, no falla nunca! Muchas gracias
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