Hola a todos. Este verano en casa hemos podido disfrutar, entre cervezas y tintos de verano, de las mejores patatas fritas embolsadas que para el que suscribe existen del mercado (y de forma globalizada). No tengo palabras para describir que efectivamente se está trabajando en serio para ofrecer unas patatas fritas bastante decentes, al usuario habitual de la pequeña y gran superficie. Las últimas adquiridas son las estupendas Lays Gourmet, patatas fritas que a mi juicio son el mejor aperitivo que uno puede obtener en absolutamente todos los sitios que se imagine (bares, pequeños comercios, chiringuitos etc). El resto de patatas fritas, las Frit Ravich y las Rubio, son más complicadas de encontrar, pero otras grandes marcas elaboradoras de este suculento y ancestral crujiente.


Ya en otro post hablaba de las añoradas patatas soufflés que tanto echamos menos los que las hemos comido patatas caseras toda la vida. Recuerdo ahora que en Almuñécar, y concretamente en el portalico, apodo que pusimos a un bar llamado José y María hace más de 20 años cerca de dónde yo resido. José (ya viudo) sigue haciendo lo que sabe, patatas fritas y churros caseros, pero ahora en la playa de Velilla cerca de la conocida heladería Jamaica. Es curioso pero su puesto es fácil de reconocer porque entre otras cosas porque tiene aparcada su añeja y atemporal moto en la parte lateral de su venta. Os recomiendo que probéis sus churros (porras para los madrileños) y patatería en general, porque para qué comentaros lo contrastada de su experiencia.

Pues bien, estas patatas elaboradas artesanalmente son el rompecabezas de estas compañías de aperitivos que las producen industrialmente. Es innegable que antiguamente las patatas las freían en aceites de oliva, hoy no. Recuerdo que todo era muy entrañable, no sé si lo habréis vivido, pero te las ponían dentro de un envoltorio improvisado hecho con dos papeles finos unidos por los cuatro extremos. Una vez las patatas (apenas escurridas) se ponían sobre los papeles al peso y las guardaban. Luego las inundaban de sal fina destacando particularmente las patatas llenas de pompas de aire recién hechas tan crujientes y sabrosas. Casi todas las tardes, al caer el sol, las comíamos con aquellas Fantas y Cocacolas con pajita que ahora mismo me producen una nostalgia abrumadora. Recuerdo que la merienda te podía costar 75 pesetas (50 de la Fanta y 15 ó 25 pesetas de las patatas). Pese a que hoy por hoy no sea muy recomendable esta dieta, eso sí que era ir de chucherías.

En fin, recuerdos aparte y volviendo al tema de la comparativa, descubrimos las patatillas Frit Ravich hará más o menos un año, cuando el cuñado de mi novia las llevó a una casa rural. Sólo las hemos visto en Caprabo, pero es obvio que se venden en muchos sitios. Su precio oscila los 1,75€, aunque las suelen poner varias veces al año a “la segunda unidad a mitad de precio”. Las Rubio en cambio las conseguimos en el Hipercor, al precio de 2€, son patatas muy originales y naturales que hoy por hoy creo que son mis favoritas, que no las mejores, aquí se enfrentan de cara a las Lays. Por último estas Lays Gourmet, que rondan también los 1,80€, precio algo superior para que a priori no destaquen del resto, eso sí, calidad al máximo y envoltorio muy bonito.


Pues resumiendo, para mí la batalla estaría entre las Lays Gourmet y las Rubio, lo que pasa es que en el fondo son dos conceptos de patata frita diferentes. Las primeras me parecen ya os digo excelentes, crujientes, bien fritas, pero a mi juicio algo caras y algo saladas. Las segundas me parecen lo mismo ojo, pero mucho más originales. Son más gruesas y crujientes, están en su punto de sal y me gusta más su sabor. Estas últimas quizás impacten más, pero por otro lado también empachan más.


Y es que lo que destaco en definitiva de las Rubio es que son auténticos gajos de patata 100% naturales, sin depurar en absoluto, veréis las tonalidades de las mismas y sus estrías, y también es de destacar que llevan parte de aceite de oliva virgen extra aunque no especifican su proporción. Su cierre es totalmente hermético y su regusto recuerda a auténtica patata paja natural, quizás ese sabor lo dé el aceite.

No sé, os recomiendo todas ellas, pero quizás estas dos últimas destaquen sobre las Ravich, patatas que a mi juicio son menos originales. Eso sí, más baratas y también excelentes. Otras marcas también lo son ojo, eso va en gustos, yo he elegido estas tres porque realmente me han sorprendido este último año. Cuidado con esta empresa que dará mucho que hablar en unos años.

Bravo a todas, y ya sabéis, moderación en su disfrute, sobre todo si llevamos una vida sedentaria.

Salud.


Aquí os muestro los espectaculares gajos de las patatas Rubio.


¿Cuál elegís?.


Salud.